Hay cinco cosas prohibidas en Tishá beAv:
1) comer y beber, 2) lavarse, 3) untarse el cuerpo con aceites, 4) calzar zapatos de cuero, y 5) mantener relaciones íntimas
No hay diferencia entre la noche de Tishá beAv y el día en cuanto a estas prohibiciones. Luego de la puesta del sol en la víspera de Tishá beAv ya se considera de noche y todas estas restricciones comienzan a regir desde entonces.
Todos están obligados a ayunar en Tishá beAv, incluso mujeres embarazadas y en período de lactancia. Sin embargo, un enfermo puede comer, aunque su enfermedad no ponga en peligro su vida, pero deberá abstenerse de comer manjares, ingiriendo sólo lo estrictamente necesario para su bienestar físico.
Si Tishá beAv acaece en domingo y la persona enferma necesita comer durante el ayuno, debe recitar la Havdalá antes de comer [pues no se recitó la noche anterior debido a Tishá beAv].
En Tishá beAv no se puede enjuagar la boca hasta luego de haber finalizado el ayuno. Pero si la persona siente una insoportable molestia por ello, está permitido.
Está prohibido bañarse tanto con agua fría como con agua caliente. Sin embargo, si las manos están sucias, se las puede lavar. Asimismo, está permitido lavarse las manos al levantarse por la mañana —netilát iadáim shajarit— al igual que todos los días, y también después de hacer uno sus necesidades. Sin embargo, en estos casos no debe lavarse toda la mano sino sólo los dedos, hasta los nudillos. En la mañana, mientras los dedos todavía están húmedos luego de haber hecho natilát iadáim, uno puede refregarse los ojos con ellos, pero si están muy sucios puede enjuagárselos con agua como de costumbre.
Al cocinar y preparar comida, la mujer puede lavar los alimentos como de costumbre, pues su intención no es lavarse las manos.
La prohibición de calzar zapatos rige solamente para aquellos confeccionados con cuero. Los zapatos de lona, goma o plástico se pueden utilizar. Sin embargo, si están cubiertos de cuero o tienen suela de cuero, no se pueden calzar. Si uno debe atravesar un sendero lleno de espinas, o se encuentra en una zona poblada por gentiles [que se burlarían de su apariencia], puede calzar zapatos comunes en ese lugar.
En Tishá beAv está permitido bañar a un bebé y untar lociones y aceites sobre su piel tal como se hace habitualmente.
Todas las prohibiciones mencionadas rigen a partir de la puesta del sol de la víspera de Tishá beAv y se extienden hasta la finalización del ayuno con la salida de las estrellas el día siguiente.
Como se mencionó anteriormente, en Tishá beAv se prohíbe el estudio de Torá ya que éste trae alegría a la persona. Sin embargo, ciertas partes sí se pueden estudiar, como ser:
— El tercer capítulo del tratado Moéd Katán, que habla de las leyes del duelo y la excomulgación [sin profundizar en su análisis].
— El comentario del Midrash sobre el Libro de Lamentaciones, además de la interpretación de otros exégetas.
— El Libro de Job (Iyov) con sus comentarios, pues, al igual que Lamentaciones, despierta un sentimiento de pena y dolor en el lector.
— Los capítulos de admonición y tragedias registrados en Jeremías —salteando aquellos versículos que hablan de consuelo—.
— Las agadot sobre la destrucción del Gran Templo que se encuentran registradas en el tratado talmúdico de Guitín.
En Tishá beAv no se debe saludar a un amigo y preguntarle cómo se encuentra; ni siquiera decirle “buenos días”. Sin embargo, si alguien nos saluda, debemos responderle para evitar que se moleste, pero en voz baja.
En este día no se debe enviar regalos a familiares y amigos.
En Tishá beAv se acostumbra no realizar cualquier tipo de trabajo que demande un período prolongado de tiempo, pues ello distrae a la persona y la aparta del sentimiento de duelo. Lo antedicho se aplica sólo hasta el mediodía [de Tishá beAv], luego de este tiempo está permitido; sin embargo, es adecuado que cada uno sea riguroso consigo mismo y se abstenga de realizar estos trabajos hasta que finalice el ayuno.
En la noche de Tishá beAv, y hasta el mediodía, uno debe sentarse siempre sobre el suelo o sobre una banqueta baja de menos de tres palmos [24 cm.] de alto.
Se debe evitar caminar por las calles o mercados para no llegar a tener conversaciones vanas que distraigan a uno del sentimiento de duelo que caracteriza a este día, y la persona también debe abstenerse de realizar actividades que conducen a la frivolidad.
Algunos acostumbran a no dormir en una cama en Tishá beAv; en cambio, duermen sobre colchones colocados sobre el piso. De cualquier modo, uno debe cambiar [aunque sea un poco] sus hábitos en el dormir; por ejemplo, quien habitualmente duerme con dos almohadas, debe utilizar sólo una.
Algunos colocan una piedra debajo de la almohada o el colchón, en recuerdo de la destrucción del Gran Templo.
Se acostumbra a comenzar a preparar la comida para el final del ayuno sólo después del mediodía.
No se deben oler fragancias o especias en Tishá beAv, ni tampoco fumar en público [sólo en privado, en caso de necesidad].
No se deben vestir ropas finas en Tishá beAv, aunque no sean nuevas.
Muchos acostumbran lavar los pisos y limpiar sus casas luego del mediodía de Tishá beAv, en anticipación a la redención mesiánica que esperamos. Además, según la tradición, el Mashíaj nació en Tishá beAv.
Se dice que aquel que come o bebe en Tishá beAv, y ello no se debe a motivos de salud, no tendrá el privilegio de ver el regocijo de Jerusalén. Y todo aquel que llora y guarda duelo por Jerusalén merecerá ver su alegría, como asevera el versículo (Isaías 66:10): Regocijaos en ella todos los que la lloráis.
MAARIV — LA NOCHE
En la noche de Tishá beAv se recita el servicio común de Maariv semanal. Luego del Shemoné Esré se dice Kadish y se lee Eijá —Lamentaciones—, seguido —según la costumbre— del recitado de Kinot (“Elegías”). Luego se dice Veatá kadósh… [“Y Tú, Santo…”; Sidur, pág. 117] y a continuación se recita el Kadish, en el que se omite el párrafo de Titkabél… [“Sean aceptadas…”]. Asimismo, en el Kadish que se recita al final de Shajarit también se omite este párrafo, pero en Minjá se agrega.
El motivo de ello es que en Eijá (3:8) leemos Mi oración ha sido cortada…; de modo que, ¡cómo podemos pedirle a Di-s que acepte nuestras plegarias [al decir “Titkabél”] si éstas fueron cortadas! No obstante, algunos no omiten Titkabel en el Kadish [luego del Shemoné Esré] ya que aún no se leyó Eijá.
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Nuestros Sabios escriben (Eijá Rabá): Di-s dijo [a los ángeles en el momento de la Destrucción]: ¿Qué es lo que hace un rey mortal cuando está de duelo? Apaga las luces [de su palacio]. ¡Yo también haré lo mismo! Así declara el versículo (Ioel 2:10): El sol y la luna se oscurecieron.
En la noche sólo se deja encendida una única luz en el púlpito de la sinagoga y se retira el parójet [cortina] que cubre el Arca. [Este se vuelve a colocar antes de Minjá al día siguiente].
En muchas comunidades sefardíes se acostumbra apagar todas las luces de la sinagoga dejando sólo una muy tenue para que el jazán lea y anuncie, con voz quebrantada, el número de años que han transcurrido desde la destrucción del Beit HaMikdash. Así, por ejemplo, en Tishá beAv del año hebreo 5761 (2001), se anunció que hasta entonces habían pasado 1933 años desde la destrucción del segundo Beit HaMikdash.
En las comunidades sefardíes y también en la mayoría de las ashkenazíes se lee Eijá de un libro impreso, y no de un rollo de pergamino, sin pronunciar ninguna brajá antes de su lectura. Las comunidades ashkenazíes que siguen la costumbre del Gaón de Vilna leen Eijá de un rollo de pergamino y antes de su lectura recitan [por la noche solamente] la bendición de Al mikrá meguilá.
El Ramá —Rabí Moshé Iserles— escribe que cada vez que se lee la palabra eijá el lector debe levantar su voz.
JABAD ARGENTINA.