18 de los 23 taxistas que trabajan para la compañía Guiló Taxix, una de las más antiguas de la ciudad, renunciaron cuando se enteraron que el dueño de la empresa, Avi Gabay, recientemente vendió la firma a un inversor de Jerusalén Este. Los taxistas en conflicto dijeron que todos ellos son miembros de los partidos de derecha y simpatizantes del club de fútbol Betar Jerusalén, y que de ninguna forma iban a aceptar órdenes de un árabe. El dueño de Guiló Taxis vendió la empresa porque ésta atravesaba dificultades económicas.
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