“Nos iremos de Francia si la Policía no hace la vista gorda sobre el burka”
Kenza Drider es una mujer musulmana de 32 años. La particularidad es que a pesar de que ha hablado con los medios en numerosas ocasiones, nadie conoce su rostro porque siempre lo lleva escondido detrás de un burka. El pasado lunes, Drider cogió el tren desde Aviñón –su ciudad de residencia– hasta París para acudir a la manifestación contra la ley sobre esta prenda: “Si me multan pagaré la multa, pero en calidad de ciudadana francesa recurriré ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos”, aseguró esta mujer, antes de ser detenida por la Policía francesa por “participar en una manifestación no declarada”. Otra de las mujeres presentes en el encuentro declaró: “Yo no voy a cambiar. Tengo dos opciones: respetar la ley o pagar una sanción. Yo escojo la segunda, simplemente porque defiendo mi libertad religiosa”. Otras de ellas prevén, incluso, marcharse de Francia “si los policías no hacen la vista gorda”.
Los encuentros entre mujeres con velo integral los organiza Rachiz Nekkaz, un musulmán que en 2007 intentó sin éxito presentarse a las elecciones presidenciales. Actualmente dirige una asociación a través de la cual apela a la desobediencia de la ley que prohíbe el velo integral. Y va más lejos. Nekkaz ha prometido pagar todas las multas procedentes de la aplicación de esta ley. En defensa de “la libertad y de la laicidad”, según asegura, ha creado un fondo de un millón de euros financiado a través “un inmueble que posee en París”.
Los opositores a la ley impulsada por Nicolas Sarkozy amenazan con “atacar al Estado francés ante el Tribunal de los Derechos Humanos, con la intención de que se le sancione por violación de la Declaración Europea de los Derechos Humanos y de las Libertades”.
El polémico debate sobre la prohibición del velo integral en Francia comenzó hace un año, pero los burkas no han salido a la calle hasta que la legislación ha comenzado a aplicarse. Según las cifras reveladas por el Ministerio del Interior a LA GACETA, dos días después de la entrada en vigor la Policía había multado a cuatro personas –de las 2.000 que en Francia llevan burka– y detenido a casi una decena. Llevar un velo integral no está autorizado en la calle, en jardines, en estaciones o en los comercios y demás lugares públicos.
En Francia, la aceptación de la ley tiene carácter unánime: más del 80% de los ciudadanos apoya la iniciativa del Gobierno “en nombre de los valores de Francia”. También desde la izquierda, el portavoz del Partido Comunista, Olivier Dartigolles, la ha calificado de “necesaria”.
Pues que se vayan..
Qué curioso, les llueve el dinero de asociaciones «laicas»