Obama, puente al Islam
por Daniel Greenfield
Seguir la opinión de Israel en Twitter y Facebook.
Otro paso en la islamización. La profesora que dice que la ley islámica es mejor que los códigos occidentales ha sido designada a la Comisión USA apara la Libertad Religiosa Internacional.
Obama ha anunciado el nombramiento de Azizah al-Hibri a la Comisión de Estados Unidos sobre libertad religiosa internacional. Al-Hibri (nombre completo, Azizah Yahia Mohamed Toufiq al-Hibri) es una profesora musulmán que afirma que el Corán inspiró Thomas Jefferson y a los Fundadores y nieta de un jeque que arirma que el sistema de Justicia Penal Saudí es más moral que el estadounidense porque acepta dinero de sangre de asesinos. (1)
Nombrar a una erudita musulmán para una Comisión sobre libertad religiosa internacional es sólo justificable si esa estudiosa hubiese reconocido que gran parte de la injusticia en el mundo proviene de la ley islámica. Pero Al-Hibri ha hecho su carrera blanqueando la ley islámica e incluso presentandola como superior a la ley estadounidense.
Pese a que ha sido llamada una reformadora, hizo un llamamiento en 2001 para un regreso a los fundamentos de la retórica wahabita. En lugar de examinar las incompatibilidades de la ley islámica y el mundo moderno e instando a los ajustes apropiados, como lo han hecho auténticos reformadores, Al-Hibri se basa en su lugar en mitos que defienden la actuación islamista.
Según Al-Hibri «el islámico fiqh es más profundo y mejor que los códigos de derecho occidental». Ella compara favorablemente la actitud de Arabia Saudita de aceptar sobornos, el «dinero de sangre» para excusar un asesinato, con la justicia estadounidense «impersonal y potente».
Al-Hibri es considerada a menudo como una feminista musulman, pero es igualmente hipócrita respecto a los derechos de las mujeres. En lugar de reconocer que la ley islámica discrimina a las mujeres, encubre su trato discriminatorio de las mujeres, argumentando que la tutela pretende proteger a «las mujeres sin experiencia».
En lugar de tratar de traer el Islam en línea con el mundo moderno, Azizah Al-Hibri presiona para que sea el mundo moderno el que se ajuste con el Islam. En lugar de reformar el Islam, es América que debería reformarse y ajustarse a las normas islámicas.
Una mujer que cree que la ley estadounidense es inferior a la del Corán en una Comisión estadounidense para promover la libertad religiosa internacional pervierte el propósito de la Comisión y promueve la tiranía religiosa en su lugar.
En un foro para pedir reformas, Al-Hibri insiste invariablemente en que no hay nada que reformar. En la ONU, Al-Hibri expresó indignación ya que el Corán, que «estableció la aceptación de los demás, ahora debe ser defendido» e insistió que el Islam «garantiza la libertad de pensamiento».
Escuchar su defensa de la tiranía de Mahoma como una forma de democracia en las Naciones Unidas recuerda la época en que los representantes soviéticos en la ONU airadamente defendían su historial en derechos humanos e insistían en que no había libertad fuera del comunismo.
En la historia distorsionada del Al-Hibri, la ola de genocidios y conquistas que convirtieron un Oriente multicultural en un desierto de brutalidad regida por pequeñas variaciones de la ideología islámica, fue en realidad una onda de ilustración. Las matanzas de judíos de la región y la purga de todas las otras religiones de la zona nunca se produjeron en el libro de historia Al-Habri.
Una versión revisionista de la Historia de este tipo sería peligrosa incluso si no viniera de una mujer en una posición para influir en los líderes de opinión.
Para comprender los enfoques analogos de la tradición islamista puede verse la respuesta del califa Omar. Cuando los ejércitos musulmanes del califa llegaron a la Gran Biblioteca de Alejandría, decretó que debía ser quemada, ya que si los volumenes de la biblioteca sostuvieran las mismas ideas que el Corán eran redundantes, y si se opusieran al Corán, eran heréticos.
Mientras que algunos islamistas atacan la Constitución de Estados Unidos como un documento herético y a la civilización occidental como sin valor, otros representan más hábilmente la Constitución como una versión inferior del Corán y la civilización occidental como derivada de la civilización Islámica. De cualquier manera deben acabar quemadas junto con la biblioteca de Alejandría.
Pero el segundo enfoque es más seductor. En lugar de lanzar un ataque directo, busca construir un puente que conecta el Islam y Occidente. Pero la estructura del puente es sólo una forma más insidiosa de ataque.
Estos constructores de puentes no vienen portando una antorcha, sino el argumento de que ya que la ley estadounidense se deriva del Islam, debe ‘volver’ a las normas más estrictas de la ley islámica. Contrastando la realidad de la ley estadounidense con una versión ideal de la ley islámica que no existe en ninguna parte del mundo, consigue que el sistema que protege los humanos derechos parezca cutre, mientras que el sistema que reprime a las mujeres y las minorías aparezca noble y justo.
Ese es el tipo de historia revisionista que vende Al-Hibri, inventando un credo islámico noble en contraste con un deficiente sistema estadounidense.
Al-Hibri parece transmutar la retórica del islamismo en dulce música para oídos progresistas y sus asociaciones
Arutz Sheva http://www.israelnationalnews.com/Articles/Article.aspx/10337
N.T. El dinero de sangre consiste en que si quien ha asesinado (o lesionado) a alguien ofrece suficiente dinero a los familiares de la victima o a esta si sobrevivió queda absolutamente impune y como si no hubiese pasado nada. Tanto en Arabia Saudí como en Yemen y otros países bajo la Sharia existe un sistema de tarifas orientativo dependiendo del sexo (la indemnización a una mujer cuesta la mitad que la de un hombre) y religión.