Beirut (Asianews): Desde hace más de dos semanas, la Iglesia Maronita intenta con grandes esfuerzos recuperar grandes extensiones de tierra de los que se ha apropiado la población chiíta de Lassa, una aldea en el distrito de Jbeil Monte Líbano. El asunto estalló cuando agrimensores oficiales intentaron investigar en que estado se encontraba una tierra en la que se encuentra una capilla dedicada a la Virgen. Desde 2011 el edificio ha sido utilizado, contra la opinión de la iglesia como un lugar de culto para las mujeres musulmanas. A pesar de todos los esfuerzos anteriores para regular esta cuestión sensible y altamente simbólica la capilla en cuestión nunca fue devuelto a la iglesia. Durante varios días la población ha impedido con la amenaza de las armas que el equipo, realizara la investigación.
El conflicto tiene raíces antiguas, algunos detalles se remontan ya el siglo XIX. La población chiíta afirma que la capilla maronita ya fue lugar de culto chiíta. El Patriarcado maronita, por su parte argumenta que la parcela de tierra fue comprada por la Iglesia Maronita en el siglo XIX, como muestra con documentos tales como títulos de propiedad y encuestas catastrales que datan de 1939. Estos son los hechos que la Iglesia busca confirmar hoy, una vez por todas, con la ayuda del Estado libanés.
El uso de amenazas por la población chiíta de Lassa ha despertado sentimientos de hostilidad confesional en el entorno maronita, en el que algunas personalidades han comenzado a manifestarse airadamente. Para evitar exacerbar estos sentimientos el Patriarcado de Bkerke convocó a una reunión con la participación de todas las partes interesadas, incluidos representantes de Hezbolá y el movimiento chiíta Amal. El Patriarca presidió la reunión, a la que asistieron también representantes de la policía y el ejército. Al cierre de la sesión y confirmando su dirección original, el Patriarcado ha nombrado una Comisión para resolver el problema jurídico, expresando el deseo de limitar el problema a un marco estrictamente legal y evitar cualquier deriva política y confesional.
Los documentos legales muestran que la tierra pertenece a la Iglesia Maronita en el pueblo donde la mayoría chiíta y la minoría maronita coexisten en unos 3,6 millones de metros cuadrados, divididos en 95 parcelas. Las parcelas fueron registradas en 1939. Se han registrado más de 80 casos de traspaso de tierras pertenecientes a la Iglesia Maronita, en forma de construcciones ilegales o uso agrícola no autorizado. La mayoría de los edificios fueron construidos a principios de este siglo, gracias a la autorización ilegal del alcalde del pueblo y con la complicidad pasiva de la policía local, responsable de luchar contra las violaciones de la ley de construcción.
Además, no contenta con ocupar ilegalmente las tierras de la iglesia, la población chiíta impide a los agricultores cristianos que exploten tierras agrícolas que son indiscutiblemente suyas. Hasta el punto que uno de ellos fue golpeado y expulsado violentamente de la tierra que había alquilado. Los abogados del Patriarcado, que están en contacto directo con un funcionario de Hezbollah, Ghaleb Abu Zeinab, aseguran que este partido no da cobertura política a las familias que ocupan ilegalmente la propiedad de la Iglesia Maronita, y que se requiere una actitud de firmeza por todos, para que se haga justicia.
En la actualidad la situación es que han suspendido las comprobaciones catastrales, esperando, como de costumbre, que las fuerzas políticas lleguen a un acuerdo. ¿Pero de qué compromiso están hablando? ¿Derrotarán eventualmente a la justicia? Las fuerzas políticas antagónicas se espían unas a otras, vigilándose, mientras el fuego sigue ardiendo sin que se vean las llamas.
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A la vista de las partes implicadas, no deja de sorprender que aún no se haya responsabilizado a Israel del asunto