En sus ansias de ir contra el mundo civilizado, este depravado ha llegado al extremo más increíble, propiciando la conversión al islamismo de las pacíficas tribus de las selvas del interior de Venezuela.
Chávez ha invitado a “misioneros” chiitas de Irán para convertir a los Guajiros y demás indígenas de la Amazonia. Toda la tribu Wayuu se ha vuelto musulmana, las mujeres se ponen el velo y los hombres practican tiro con fusiles Kalashnikov. Algunos se hacen fotografiar con el cinturón suicida cargado de bombas y el gobierno venezolano difunde las imágenes, publicitando su avenencia con Ahmadineyad y los grupos terroristas del Medio Oriente.
Hezbolá Venezuela hace referencia a José Miguel Rojas Espinosa –que fue autor del ataque terrorista contra la embajada estadounidense en Caracas– como “el primer mujaheddin, que es un ejemplo de fuerza y dignidad por la causa de Alá, el primer prisionero de guerra del Movimiento Islámico Revolucionario en Venezuela”. El grupo está ligado al terrorista-socialista argentino Norberto Rafael Ceresole, que se cree vinculado al atentado contra la AMIA y actúa de ideólogo del Socialismo del Siglo XXI para los regímenes de Chávez y Morales.
En Bolivia –el país más autóctono de Sudamérica– la conversión al Islam no comenzó aún visiblemente, pero es parte importante del complot izquierdista-islamista que apunta hacia la conquista de América, imponiendo el totalitarismo bajo el látigo de Morales, con Chávez y Ahmadinejad de jefes. La conversión de los quechuas y aimaras no va a ser tan rápida ni fácil como la de las tribus venezolanas, porque la población indígena boliviana suma millones, pero la meta de los musulmanes es precisamente esa: convertir a millones.
Fuente: http://www.diariodeamerica.com/