La credibilidad internacional de los Estados Unidos, así como sus intereses vitales alrededor del mundo, requieren que honre su compromiso de evitar la carrera nuclear de Irán. Los propios intereses de Estados Unidos implican que debe ser capaz de decir “Nos mantuvimos detrás de nuestra política y bloqueamos a Irán”.
No veo que Irán pueda ser detenido por vía diplomática. Las sanciones necesitan ser mucho más drásticas.
Al final, si lo peor llega, debe haber una preparación militar, liderada por EE UU, para lanzar una operación quirúrgica que retrasará el programa nuclear iraní. No necesita ser una “opción binaria” entre un Irán nuclear o una guerra total. Más bien, debería haber una operación quirúrgica, me refiero a un bisturí, no un martillo de diez toneladas.[1]
Estados moderados en Oriente Próximo han visto al Egipto de Hosni Mubarak, un aliado de EE UU por décadas, expulsado en días. Ellos tomaron nota de eso. Otros actores internacionales, especialmente China, estaban mirando la reacción de EE UU. Una lección en Medio Oriente de que Estados Unidos se mantiene firme, sería muy significativo.
Elogio el voto por el cambio en las últimas elecciones del martes y el nuevo éxito político de Yair Lapid y su partido, que colocó una lista en la Knesset con caras nuevas y frescas.
Espero que sea posible progresar en las negociaciones con los palestinos. Al igual que yo, el Primer Ministro Netanyahu ha dicho que cree fervientemente en una solución de dos Estados.
Aún así, no debemos engañarnos diciendo que si nosotros fuéramos más devotos en buscar progreso en las negociaciones, una grieta se abriría en el cielo que permitiera un acuerdo. La mayor parte de la responsabilidad por el fracaso en llegar a un acuerdo hasta le fecha, recae sobre los palestinos. Los palestinos bajo el liderazgo de Mahmoud Abbas puede que todavía no estén listos para adoptar los compromisos necesarios.
Por lo tanto, algún tipo de manejo del conflicto, tal vez alguna clase de pasos unilaterales, pueden ser necesarios. Si Israel no se puede separar de los palestinos, sería inevitable, por la demografía, que Israel se convierta en un Estado no-judío o no-democrático. Ese no es el sueño sionista.[2]
Yo ordené la retirada de la zona de seguridad en el sur del Líbano en 2000, mientras que Ariel Sharón salió de Gaza en 2005, y en ambos casos Israel soportó ataques con miles de misiles como consecuencia. ¿Quién puede garantizar que si permitimos a los palestinos establecer un Estado no nos encontraremos también allí con una lluvia de cohetes, a media milla del aeropuerto Ben Gurión o diez millas de Tel Aviv? Y sin embargo, Israel debe encontrar la manera de impedir la marcha deslizadiza a una solución de un solo Estado.
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