Le rompió varias costillas, el brazo izquierdo, le provocó una fractura craneal y hasta le quemó con una plancha. Esto es parte del horror que Fayhan Al Ghamdi, un predicador saudí, le hizo pasar a su propia hija, de cinco años, y quien murió a consecuencia de las heridas el pasado 22 de octubre tras pasar 11 meses internada en un hospital de Riyad.
El hombre, que ha pasado unos tres meses en prisión hasta la celebración del juicio, puede que no la tenga que pisar de nuevo. Un tribunal de Riad (Arabia Saudí) ha sentenciado en primera instancia que deberá tan sólo pagar una multa -el llamado ‘dinero de sangre’ o ‘diya’-.
«La madre no está de acuerdo, ni siquiera se ha prestado a negociar una cifra, ella quiere que, como poco, pase el resto de su vida en la cárcel», explica a ELMUNDO.es Aziza Al Yousef, una activista por los Derechos Civiles que está en permanente contacto con la progenitora.
Este domingo está programada una nueva vista del caso y tienen la esperanza de que el juez cambie de parecer y de sentencia. «El ‘dinero de sangre’ está previsto por la ley cuando se trata de muertes por error, pero está muy claro que el caso de Lama no fue un error y queremos que sea castigado» añade Al Yousef.
Dudaba de la virginidad de la niña
Fayhan Al Ghamdi, acreditado como predicador por el ministerio de Asuntos Religiosos, tal como confirmó el titular de la cartera al diario saudí ‘Al-sarq’, reconoció haber golpeado a la menor aunque no dio más explicaciones. Sus sospechas eran tales que buscó un profesional médico para que comprobara si estaba intacta.
La madre de Lama, en una entrevista en el programa Yahalashow, explicó que unos tres meses antes de que la niña fuera ingresada en el hospital sentía que algo malo estaba ocurriendo. Pero el predicador tan sólo le permitía hablar con la niña unos minutos por teléfono. Le rogó que le devolviera a su hija, pero él se negó.
Randa al Kaleeb, trabajadora social del hospital donde pasó los últimos meses de vida, en una entrevista telefónica en dicho programa declaró que Lama había sido violada «por todas partes«.
‘Dinero de sangre’
El llamado ‘dinero de sangre’ es una especie de compensación que se paga cuando el culpable no es ejecutado debido a la decisión judicial o al perdón de la familia de la víctima.
Según la activista Zain, en declaraciones a la cadena Rotana, este pacto se sustenta en un argumento de la ‘sharia’ o ley islámica por la que los padres no pueden ser ejecutados por el asesinato de sus hijos, ni pueden los esposos ser ejecutados por el asesinato de su esposa.
Padres y maridos que asesinan a sus hijos o esposas son constantemente condenados a penas de entre cinco a 12 años de prisión como máximo. Esta indulgencia no se extiende a las madres y esposas. En la historia de Arabia Saudí, sólo ha habido un caso, en 2008, donde fueron ejecutados un padre y su segunda esposa por torturar a su hija hasta la muerte.
Para los defensores de los derechos humanos, la indulgencia de los tribunales con los hombres maltratadores y asesinos refleja el problema más amplio que es el sistema de tutela masculina en Arabia Saudí, donde las mujeres son consideradas como menores de edad y dependen de un pariente masculino para todas las decisiones importantes. Las mujeres no pueden viajar fuera del país sin el permiso de los hombres, ni pueden trabajar o conducir.