Guevara: de profesora de inglés a francotiradora
También niños de hasta 14 años son entrenados para convertirlos en «máquinas de matar»
En Alepo, la ciudad más grande de Siria, la conocen como «la mujer francotiradora», pero pocos saben que meses atrás su actividad era bien distinta.
Una tragedia personal motivó a Guevara, una ex profesora de inglés, a dejar su profesión y convertirse en francotiradora. Todo sucedió hace unos meses, cuando sus hijos, un niño y una niña de siete y diez años de edad murieron en un ataque aéreo.
Cuando el niño le preguntó por lo que estaba sucediendo, ella le prometió defender su futuro. Ahora reconoce que no se olvida de la sangre derramada de los pequeños y está dispuesta a vengarse.
Desde el terrible suceso, esta mujer siria de origen palestino aprendió a disparar y estrategias de guerra en un campo de entrenamiento militar de Hamas en el Líbano, según desvela este miércoles el diario«The Telegraph».
Guevara, nombre que adoptó como homenaje al guerrillero argentino, asegura que le gusta la lucha y que cuando ve «que uno de mis amigos en mi katiba (división rebelde) ha sido asesinado, siento que tengo que sostener un arma y tomar mi venganza».
Esta ex profesora viste ahora pantalones de color caqui, un cardigan gris, hijab ajustada y una chaqueta de combate de camuflaje. A sus 36 años domina perfectamente la técnica. Sabe limpiar y cargar su arma mientras permanece sentada en un edificio derruido a pocos metros de las patrullas del gobierno.
A través de un pequeño orificio, desde su escondite, es desde donde ve cómo estos soldados gubernamentales cruzan la calle, mezclados entre los civiles. Asegura que cree que ya ha matado a varios aunque «nuca se puede estar segura al cien por cien de que . están muertos. Pero a alguno he llegado a dispararle por lo menos cinco veces». Y cada vez que lo hace no siente remordimientos, ya «te hace sentir bien. Cada vez que disparas a uno te sale un grito de ¡ sí!»
Aún así, reconoce que algunas noches se despierta llorando, traumatizada tanto por las pérdidas personales, como por el horror personal que le ha tocado vivir . Dice a «The Telegraph» que ha visto «más de 100 cuerpos en los últimos meses. Muchas personas murieron en bombardeos y ataques aéreos».
Jóvenes máquinas de matar
Cuando llegan aquí son solo niños, pero cuando son «máquinas de matar, sin escrúpulos», explica el sargento desertor y antiguo «entrenador» de adolescentes, Abderrazaq.
«Musab, se supone que tienes que matarle, no para acariciarle el pecho», grita a un niño de 14 años de edad, que ha logrado desarmar a un chico del equipo contrario, y que a continuación le da un puñetazo en lugar de ejecutarle.
«Estoy muy orgulloso de mi hijo. Sé que va a ser un buen soldado», dice su padre, Abu Kamal, que peleó en el Ejército Libre Sirio (rebeldes ASL), al igual que 9 tíos y 10 primos de Musab.
Sobhi, con solo 15 años, rogó a su padre que le permitiera tomar la capacitación. «Estaba cansado de estar siempre en casa esperando a mi padre y a mis hermanos de la guerra. Quiero ir yo mismo y verlo con mis propios ojos», dijo.
«El problema es que ya no quedan adultos en las aldeas», explica Abderrazaq. y las escuelas se han convertido en academias de formación militar.
Además, «si estos jóvenes mueren, otros vendrán a sustituirles para continuar la lucha», asegura Abderrazaq de un conflicto que ya se ha llevado por delante a 60.000 personas en apenas 22 meses según la ONU.
ABC
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