Sobre la desproporción: No existe “conflicto en Medio Oriente”

por jabotito
funny refeeriÁrbitro cobrando la “desproporción israelí”… ¿Por qué demonios no hay más sangre judía?

En esta ocasión no me dedicaré a profundizar sobre la guerra entre Israel y Hamás, cómo ella unió a toda la sociedad israelí, ni hablaré de las múltiples tergiversaciones, mentiras, omisiones de información o campañas de propaganda que ocurren en los diversos medios de comunicación de todo el mundo empeñados en negar los hechos, rechazar un mínimo de imparcialidad y ser incapaces de entender el simple derecho a la autodefensa de un país democrático salvajemente atacado por una organización terrorista y fundamentalista. Una organización fanática que busca muertos civiles entre el enemigo y su propia población. Eso lo dejo para mis buenos colaboradores y pido disculpas porque desde que estalló todo esto no tuve tiempo de dedicarle ninguna atención por motivos personales. En este caso quiero hablar de la aberración lingüística de la mayor parte de los medios gráficos y audiovisuales de Argentina y posiblemente otros países cuando hablan del “conflicto en Medio Oriente” para referirse al conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes por el mismo pedazo de tierra. Desconozco si el caso se repite en otros países latinoamericanos o medios angloparlantes, por eso me limitaré a los numerosos medios argentinos que cometen esta burrada. No considero necesario nombrarlos específicamente porque son la mayoría de ellos y también incluye a los medios que no tienen necesariamente una agenda antiisraelí particular, pero aún así cometen el error una y otra vez.

Hablar de “conflicto en Medio Oriente” para referirse a lo que sucede en Gaza no solo constituye una ridiculez semántica, sino un insulto a la inteligencia y las víctimas de conflictos mucho más sangrientos y duraderos en esa región. Conflictos (con “s” final) en Oriente Próximo hay muchos y el conflicto palestino-israelí es uno de los menores a juzgar por su implicancia y número de víctimas. Hablar de “conflicto en Medio Oriente” para referirse a lo que sucede en la Franja de Gaza es desconocer que actualmente en Siria hay una guerra que en tres años y medio se cobró más de 200.000 muertos, donde varios países de la región y fuera de ella están implicados, se utilizaron armas químicas directamente contra una población civil y las consecuencias geopolíticas exceden al propio país en cuestión, ya que desató conflictos sectarios, y se cobró muchas víctimas en Líbano y otros lugares. Hablar de “conflicto en Medio Oriente” para referirse a Gaza es negar que hay una guerra civil en Irak donde los fundamentalistas del ISIS – más que una organización poderosa son un Estado en formación – están ganando peligrosamente cada vez más terreno. Y por cierto los muertos que se cobró el último conflicto interno en Irak superan por lejos al de los palestinos e israelíes. Hablar de “conflicto en Medio Oriente” para referirse a Gaza es ignorar lo que sucede en Libia donde los extremistas islámicos, el residuo de viejos partidarios de Gadaffi y el gobierno central aprenden a “dialogar” con bombas, tiroteos, atentados suicidas y secuestros. También es ser cómplice por omisión de la verdadera limpieza étnica que enfrentan los cristianos en toda esa región, donde son brutalmente perseguidos en todos y cada uno de los países árabes. También es mirar para otro lado cuando se trata de la insurgencia islamista en Egipto con su cuota de miles de muertos, el terrorismo permanente en Pakistán, la guerra todavía presente en Afganistán o el viejo conflicto de Turquía con los kurdos, por nombrar algunos. Hablar de “conflicto en Medio Oriente” cuando se trata de Gaza es olvidar que hay otro conflicto que probablemente desembocará en una guerra futura y se trata de las ambiciones nucleares del régimen iraní, algo independiente de los palestinos. Pero no se trata únicamente de los otros conflictos en Medio Oriente que existen actualmente, también resulta impreciso y erróneo hablar de “conflicto en Medio Oriente” para Gaza porque excluye otros conflictos del pasado que no se relacionan con Israel, como fueron las terribles guerras civiles en Yemen (cientos de miles de muertos), la guerra de ocho años entre Irán e Irak, la Guerra del Golfo y la guerra de Irak del 2003, entre otros.

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Parece ridículo referirse al conflicto en Ucrania como “conflicto en Europa del Este”, aunque todos sabrían de qué país se está hablando. Después de todo, actualmente no hay otro conflicto bélico en Europa más que Ucrania. Por ende sería más ridículo hablar de un único “conflicto” en una zona plagada de ellos como Oriente Medio, más aún cuando ni siquiera es utilizado para referirse al conflicto más grave de la zona.

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Pienso que hay dos factores que pueden explicar esta terminología errónea. El primero es la ignorancia, que aparece luego de repetir como un loro lo que escriben los propios colegas y terminar incorporando al vocabulario una mentira desopilante. Aunque la función de los medios debería ser informar, los mismos están compuestos por periodistas que pueden ser igual de ignorantes que cualquier otra persona, más aún cuando reportan sucesos a miles de kilómetros de distancia, sin preocuparse por investigar, influenciados por falsos paradigmas y terminología incorrecta.

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El segundo factor es la desactualizada “teoría del dominó” donde, para referirse al conflicto palestino-israelí, se utiliza el desproporcionado término “conflicto en Medio Oriente” con una clara intencionalidad política. Hace pocos años atrás existía una falsa impresión entre muchos analistas de que la raíz o el corazón de todos los conflictos en Medio Oriente era el conflicto palestino-israelí. Por lo tanto, decían, si se resolvía este conflicto y se creaba un Estado palestino (aunque esto último no garantiza el fin de este conflicto agrego yo), entonces todos los otros conflictos de la región se resolverían y caerían como una ficha de dominó, debido a que esto es el combustible que alimenta el radicalismo islámico y todas las otras luchas. Desde que estallaron las revueltas árabes en 2011, lo único que cayó como ficha de dominó fue esta farsa y ya nadie sostiene públicamente que la resolución del conflicto palestino-israelí y/o la creación de un Estado palestino terminará con la violencia entre sunitas y chiítas en Irak o Bahrein, el conflicto entre el ejército y los Hermanos Musulmanes en Egipto, o la guerra entre los partidarios y opositores de Assad en Siria, por nombrar unos pocos. Por el simple hecho de que el conflicto palestino-israelí nunca fue el único ni el principal conflicto en esa región. De hecho, ningún otro conflicto está relacionado significativamente con Israel o los palestinos, a excepción del conflicto árabe-israelí. No obstante, parece ser tan pobre la información sobre la región que tienen los periodistas argentinos que ni siquiera se molestan en ver los sucesos internacionales que ocurren delante de sus ojos.

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La atención desproporcionada que algunos le prestan a los sucesos que involucran a Israel ni siquiera tiene que ver con un apoyo sincero a los palestinos. Nadie se manifestó, nadie protestó, nadie organizó flotillas, nadie movió un dedo por los palestinos que literalmente se morían de hambre en el campo de refugiados de Yarmouk en Siria, por el simple hecho de que eran asediados por Assad y acribillados por el FPLP. Israel no estaba involucrado. En otras palabras… no Jews, no news.

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Aunque me puede parecer terriblemente inmoral, entiendo a los musulmanes que se manifiestan contra Israel en sus países, aunque rara vez hacen algo más que cacarear. Por un extraño sentido del “honor” que ellos tienen, resulta común y aceptable ver a musulmanes matando a cientos de miles de musulmanes en un país cercano o ver musulmanes secuestrando niñas no musulmanes en Nigeria, algo que no despierta su indignación. Pero si un occidental se atreve a dibujar caricaturas de Mahoma o una docena de palestinos son abatidos en enfrentamientos con los judíos… la ira estalla. Su aparente dignidad ha sido ofendida y humillada en esta derrota. Aunque no comparto su lógica, la entiendo. Es una cuestión de identidad y orgullo, no amor a los palestinos. Un no musulmán matando a un musulmán es mucho más grave que un musulmán matando a un musulmán. Ahora bien, aquellos que no son musulmanes y viven a miles de kilómetros de distancia del área de conflicto… ¿Qué pretexto tienen? ¿Cómo puede ser que hagan la vista gorda cuando niños son gaseados en Siria, cristianos son mutilados en Irak o kurdos asesinados en Turquía, pero le prestan una desproporcionada atención cada vez que le pueden echar la culpa a Israel de algo? Creo que la respuesta es que Israel es un Estado judío y hay un antisemitismo intrínseco en muchas personas. Como dice Pat Condell, si Israel fuera cristiano o budista (por no mencionar musulmán), nadie le dedicaría una décima parte de la atención que le prestan los diarios. ¡Señor réferi, cobre la desproporción!

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Para hablar de “desproporción” como les gusta a los enemigos de Israel, primero habría que explicar lo ridículamente desproporcionado que es dedicarle tantas páginas de diario (en papel o digitales) para denostar a Israel cada vez que muere una docena de palestinos (no esperan a que mueran cientos para llenar tapas de diarios) cuando unos pocos kilómetros más al norte existe un país llamado Siria (¿se acuerdan?) donde en tres años de conflicto murió más gente que todos los judíos y árabes juntos que murieron en el lapso de un siglo entero como consecuencia, ya no solo del conflicto palestino-israelí, sino directamente de todo el conflicto árabe-israelí, con grandes guerras incluidas. El Consejo de Seguridad de la ONU recién intentó intervenir en Siria cuando la cifra de muertos llegó a los 100.000, con nulos resultados por supuesto. Por cierto, las bajas de los soldados israelíes y de los países árabes en las distintas guerras que los enfrentaron superan por lejos las muertes del conflicto exclusivo entre palestinos e israelíes con todos sus atentados, operaciones militares, Intifadas y mini-guerras como la actual. Aunque por supuesto el conflicto palestino-israelí está incluido en el árabe-israelí (los palestinos son árabes), en rigor sería incorrecto y anacrónico hablar del conflicto árabe-israelí para referirse a Gaza. Por el contrario, se puede hablar del conflicto palestino-israelí o, si se busca mayor precisión, del conflicto israelo-gazatí, dado que el territorio de la Ribera Occidental o Judea y Samaria no está directamente involucrado en los combates de ahora, aunque sí bastante relacionado. Recordemos que en Gaza gobierna el Hamás, que sigue con una agenda que es inversa a la del Fatah, partido laico nacionalista que controla la Autoridad Palestina en la Ribera Occidental: mientras que este partido apoya supuestamente la fórmula de “dos estados para dos pueblos”, también aceptada por Israel, y la confrontación no violenta y diplomática, Hamás se empecina en un solo estado, que sea de corte islámico radical en toda la llamada «Palestina» (comprendiendo el territorio del viejo Mandato Británico), destrucción de Israel mediante. También apoya el mantenimiento de la “lucha armada” y se opone a todo diálogo con Israel.

Muy indignante y escandaloso resulta escuchar insultos contra Israel de parte de los autodenominados “intelectuales” y propagandistas que se callaron y miraron para otro lado o incluso apoyaron a un dictador brutal, un sádico carnicero, un tirano que tortura y masacra a su propio pueblo para mantenerse en el poder unos pocos años más, gaseando niños hasta la muerte, arrojando bombas termobáricas en el medio de áreas residenciales, arrasando con barrios enteros por la sospecha de pertenecer al grupo étnico equivocado (que son la mayoría de la población siria, por cierto), tirando al azar barriles explosivos contra las casas (se parecen a los terroristas del Hamás que bombardean al azar las ciudades israelíes con sus misiles, que por supuesto no tienen un objetivo militar específico), violando mujeres, torturando salvajemente prisioneros y asesinando miles de civiles inocentes. De hecho, si este video fuera el de un niño palestino, las condenas mundiales no se harían esperar (me refiero si existiera un video auténtico, no otro montaje de Pallywood). Los comentarios antisemitas llamando al genocidio serían moneda corriente. Pero como se trata de otra víctima de Assad, a nadie le importa un bledo, nadie organiza pogromos contra musulmanes o partidarios de Assad, e incluso la izquierda canalla lo justifica o minimiza (vamos hermano Assad! Siga matando valientemente a los bebés). Nadie habla de “masacre”, “genocidio” o “barbarie” en ese caso, a excepción de los sirios que lo padecen directamente. Mejor dicho, los “pacifistas” de salón salen a protestar recién cuando una potencia extranjera amenaza con intervenir para detener esa verdadera masacre.

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Otra sobre desproporción, aún antes de que comenzaran los primeros enfrentamientos entre Hamás e Israel. El año pasado la Asamblea General de la ONU emitió tres veces más resoluciones contra Israel que sobre Siria, Irán, Sudán y Corea del Norte COMBINADOS. ¿Alguien puede creer seriamente que Israel, con todas sus virtudes y defectos, es más digno de atención y condena que el régimen de Assad, Irán con su ahorcamiento de homosexuales, disidentes y minorías (por no hablar de su terrorismo global en cinco continentes), Corea del Norte con sus campos de concentración, o los sudaneses con su genocidio en Darfur? ¡Todo eso junto! Ni ellos se lo creen. Menos mal que la Asamblea General solo puede emitir resoluciones no-vinculantes de carácter recomendativo. Ahora el autodenominado Consejo de “Derechos Humanos” de la ONU quiere juzgar por crímenes de guerra a los israelíes (da lo mismo que sea Olmert, Netanyahu, Rabin, Lapid, Livni o el Meretz, para ellos cualquier gobierno israelí que se ve obligado a defender a sus ciudadanos merece un trato similar a los genocidas de Ruanda). Déjenme ser claro: si una ambulancia, una escuela de la UNRWA, una casa o un hospital son utilizados para almacenar armas o transportar terroristas, automáticamente se convierten en objetivos militares legítimos, porque son utilizados para fines militares. Como tal pueden ser destruidos. No hay escudos humanos que valgan.

El Consejo de “Derechos Humanos” está totalmente desprestigiado. El escándalo era tal que tuvo que ser suspendido y rearmado por Kofi Annan en 2006, sin mejores resultados. Este consejo no tiene autoridad legal o moral alguna para juzgar a nadie (sería una aberración jurídica y una afrenta a la soberanía de las democracias). Este Consejo resulta insólito y tragicómico si tenemos en cuenta que está compuesto por los peores violadores de los derechos humanos en el mundo. Nadie puede creer honestamente que Irak, Libia, Siria, Irán, Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Bangladesh o los personajes que presiden el organismo (entre los que se encuentra la esposa del conspiranoico antisemita pro-terrorista Richard Falk) tiene alguna autoridad para juzgar a la democracia israelí. Estoy hablando de países que tienen mucho menos que un historial medianamente limpio acerca del tratamiento a sus propias poblaciones. Son dictaduras, regímenes autoritarios y violadores sistemáticos de los derechos civiles más básicos. Israel no solo debería boicotear a este jurado de bandidos (se retiró del organismo pero lamentablemente había vuelto a ingresar), sino también denegar la entrada a su territorio de aquellos representantes de este organismo anti-israelí. Los derechos humanos no deben ser una broma ni un instrumento político al servicio de las tiranías. No creo en dejar a los terroristas usar nuestro sistema de derechos humanos occidental contra nosotros demandando que sean tratados respetuosamente mientras ellos degüellan a bebés durmiendo en sus cunas y lanzan misiles con la intención de destruir un país entero sin el menor reparo ético. Y esto no empezó hace poco. Recuerden que fue en la misma ONU que se catalogó al sionismo como “racismo”, se condenó la operación de Entebbe y se denunció el tratado de paz entre Israel y Egipto.

Déjenme darles un ejemplo ilustrativo. Era una semana normal del 2013, no había guerra ni escalada del conflicto en Israel… en un fin de semana, este Consejo de “Derechos Humanos” condenó a Israel cinco veces, al tiempo que la matanza en Siria continuaba, gente inocente era asesinada a lo largo y ancho de Oriente Próximo y los derechos humanos de numerosas poblaciones eran violados sistemáticamente. En muchos de esos países la libertad de expresión era suprimida y dicho Consejo decidió enfocar su atención en Israel por haber clausurado un balcón en un barrio árabe de Jerusalén Oriental que no contaba con el permiso municipal necesario. Como pueden ver, este absurdo no empieza solamente cuando Israel se ve envuelto en una guerra que ni siquiera eligió empezar. Es algo de todos los días, con o sin guerra. Cualquier excusa les viene bien.

Assad no le pide permiso a la ONU para asesinar cientos de miles de hombres, mujeres y niños. Irán enriquece uranio a pesar de que el Consejo de Seguridad (que teóricamente emite resoluciones obligatorias) se lo prohíbe. No resulta sorprendente que nadie tome enserio a la ONU ni sus resoluciones. Recuerden que en el pasado este organismo designó a Pakistán, la Libia de Gadaffi, el Irak de Saddam Hussein, el Irán de los ayatolás o la Siria de Assad en comités para la protección de la mujer, la democracia, los derechos humanos, el desarmamiento, etc. Yo me pregunto, ya que estamos, por qué no designan a un jefe narcotraficante al frente de una compañía farmacéutica o un organismo de lucha antidroga. O por qué no llaman a un pedófilo para enseñar en un jardín de infantes o le piden a un líder de la mafia que presida un programa policial para la protección de testigos.

Imaginen si la señora Roosevelt hubiera sabido que los judíos serían vistos nuevamente como los más grandes villanos del mundo en el organismo internacional que ayudó a crear luego de los horrores de Auschwitz. Ella estaría avergonzada de encontrar que la ONU se ha convertido en una fuerza de liderazgo global detrás de una nueva cultura de “derechos humanos” que tiende a ver racismo en cualquier parte, pero antisemitismo en ningún lado (tal vez con la excepción de los cabezas rapadas, que ni siquiera son significativos dentro del antisemitismo contemporáneo).

Hablando de comparaciones desproporcionadas, me pregunto si Eleanor Roosevelt podía llegar a imaginar que una democracia hebrea sería vapuleada por defenderse de islamofascistas que matan a cualquiera que no piense como ellos, se felicitan con el saludo nazi y pretenden exterminar a todo un pueblo. Me pregunto qué diría ella al escuchar que un conflicto militar que se cobró unas mil vidas es comparado con el exterminio planificado, masivo y sistemático de una población entera (por el solo hecho de pertenecer a una minoría étnica) mediante el trabajo esclavo, el hambre, los experimentos médicos, los crematorios, las fosas masivas, las marchas de la muerte, los campos de concentración, las cámaras de gas, los millones de cuerpos apilados, las cenizas de los muertos cubriendo un continente entero, bebés estrellados contra la pared, los escuadrones de la muerte merodeando el área para disparar a miles de personas a la vez o quemarlos hasta la muerte. En otras palabras, el peor genocidio conocido por el hombre, donde dos tercios de la judería europea fue aniquilada. Otra de desproporción… incluso la Unión Soviética, el país que sufrió el mayor número de bajas en la Segunda Guerra Mundial, perdió menos de un quinto de su población total, cuando los judíos perdieron el 66%… de los nueve millones de judíos en Europa antes de la guerra, seis millones fueron exterminados. De hecho, señor pajarito loco, yo no estaba al tanto de que en la Alemania Nazi a los manifestantes les permitían acostarse y actuar como bebés llorones. Tampoco sabía que a los oponentes del Tercer Reich (incluyendo asesinos de niños) los liberaran de las cárceles con la esperanza de lograr acuerdos de paz con sus enemigos… o que las tropas de las SS utilizaban armas no letales para dispersar a los violentos en los disturbios que lanzaban piedras, bombas incendiarias y molotov contra los hogares (dudo que esto haya podido pasar de todas formas).

La ignorancia no es una excusa. Hay demasiados libros, testimonios de sobrevivientes, evidencias tangibles, historiadores y millones de inocentes que “se desvanecieron” como para desconocer lo que sucedió. Cualquiera que es capaz de comparar a las víctimas con sus asesinos está falto de decencia, corazón y alma. No resiste ningún análisis y escapa cualquier discusión política racional. La banalización del Holocausto es una de las peores formas de antisemitismo y debe ser tratada como tal, porque es más peligrosa que el negacionismo. La memoria de las víctimas de la Shoá es demasiado sagrada para ser utilizada por los enemigos de Israel para sus aberrantes propósitos espurios.

Creo que algunos confunden el deseo de los palestinos y su lujuria por la destrucción de Israel con los nazis (desde Amin al-Husseini hasta Khaled Mashal)… pero acusan a la gente equivocada. Contrariamente a lo que esgrimen, Israel no tiene ningún episodio donde asesina niños deliberadamente (y los que cometen crímenes contra árabes inocentes son encarcelados, no festejados y llamados “héroes” como en la Autoridad Palestina). Los palestinos, por el contrario, tienen una larga historia de bombardeos intencionados a escuelas y hospitales, acuchillamiento de bebés y la masacre de Maalot entre MUCHOS otros ejemplos, mientras incitan al martirio infantil, usando a sus propios hijos como tropas de primera línea. Están tan desesperados por mostrar a sus escudos humanos mutilados que cuando es necesario fabrican imágenes falsas de niños muertos, parte del montaje de Pallywood. Y la excusa de que “no son un Estado” no tiene validez jurídica o moral. Todos los bandos beligerantes, tanto estatales como no-estatales (incluyendo organizaciones terroristas) están obligados a cumplir ciertas leyes de guerra. Pero históricamente los árabes utilizaron la Convención de Ginebra como papel higiénico, por eso tiran piedras contra automóviles civiles (causando muertos y heridos), apuñalan y disparan contra civiles, incluyendo mujeres, ancianos, niños y bebés, comen los órganos de prisioneros indefensos, perpetran atentados suicidas en discotecas, disparan misiles contra jardines de infantes y – cuando los israelíes se defienden y responden – se dirigen a la ONU con la nariz sangrando para pedir a Israel que muestre contención. Pero claro, ellos no pueden ser criticados nunca, ni siquiera después de rechazar cinco treguas distintas. Lanzaron más de 2.500 misiles en menos de un mes. Si no matan suficientes civiles, es porque no pueden, no porque no quieren. Es porque tienen delante un ejército que se sacrifica por su población, en vez de sacrificar a su población por ellos como hace el Hamás.

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Por 23 días, Hamás disparó más de 2.500 misiles contra las ciudades israelíes, incluyendo Tel Aviv y su área metropolitana. Además de enviar drones y terroristas a los túneles para infiltrarse en territorio israelí. Casi todos sus intentos han sido frustrados, entre otras cosas porque afortunadamente Israel posee un desarrollo tecnológico impresionante y único que salió a la luz hace poco tiempo. A los refugios, se suma la Cúpula de Hierro, el sistema antimisiles que salva incontables vidas y le permite a la población israelí vivir con cierta normalidad. Pero me gustaría ver cómo reacciona algún otro líder mundial cuando una organización terrorista tiene la costumbre de disparar misiles cotidianamente contra la principal metrópoli de su país. ¿Qué haría el presidente Putin si los chechenos lanzaran 2.500 misiles contra Moscú? ¿Qué haría Erdogan si los kurdos hicieran lo propio con Estambul? Me parece que incluso el presidente Obama lanzaría una operación militar gigantesca si al-Qaeda disparara miles de misiles contra la ciudad de Nueva York.

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Claramente el mundo no pierde la paciencia por la ocupación turca del norte de Chipre, los crímenes chinos en el Tíbet, la ocupación rusa de Abjazia y Chechenia, la ocupación colonial española en Marruecos, Ceuta, Melilla o la falta de independencia de Cataluña, la ocupación francesa de Nueva Caledonia, Martinica, Guadalupe y Miquelón, la ocupación iraní de las islas de Abu Musa, Tumb Mayor y Menor, la opresión en Corea del Norte, la falta de independencia del Kurdistán (35 millones de personas) o el hecho de que desde hace más de cincuenta años los cubanos no pueden elegir a su propio gobierno en elecciones libres (aunque los comunistas realicen malabares conceptuales para explicar que existe “democracia” en un sistema de partido único, o aunque pongan como excusa la amenaza externa del “bloqueo” norteamericano, aunque nunca utilizan la misma comprensión de la amenaza externa cuando se trata de Israel, ahí sí que no perdonan ni una). Y antes de que me olvide, Israel lucha para defender a su propia población de los misiles que lanzan desde un territorio evacuado hace nueve años – no valen las excusas de “tiran misiles porque hay asentamientos” – no lucha para mantener una ocupación colonial a miles de kilómetros de distancia de su territorio como hacen los “civilizados” de la pérfida Albión en Malvinas, Gibraltar y el norte de Irlanda. La así llamada “comunidad internacional” tampoco pierde la paciencia por todos los numerosos y sangrientos conflictos (con “s” final) en Oriente Próximo que mencioné anteriormente. Mientras los países árabes arden por conflictos sectarios, la ONU está más preocupada por SodaStream.

¿Con qué derecho ellos juzgan a un país diminuto – bastante más civilizado y compasivo que sus vecinos – cuya existencia y población se ven amenazadas constantemente, al borde del secuestro, la muerte y la extinción? Más aún cuando fueron esas mismas naciones quienes persiguieron a ese pueblo cuando era minoría en sus países, sometiéndolo durante incontables siglos a expulsiones, pogromos, inquisiciones, masacres, discriminación, leyes de segregación y genocidios, a pesar de no representar amenaza demográfica o militar alguna. Lo hicieron simplemente por odio, y ahora se escudan en una supuesta (falsa) rectitud para condenarlo por defenderse. ¿Se puede ser más cínico? El pueblo de Israel es un cordero rodeado por setenta lobos. Su misma supervivencia es un milagro, más aún sus victorias, independencia y prosperidad. ¿Quieren proporción? Denle a Israel 22 países árabes y 2.000 años de tranquilidad, como mínimo.

Les puedo asegurar que la inmensa mayoría de los críticos extranjeros de esta operación no han tenido que marcharse de ningún sitio, ni son hijos de sobrevivientes del peor genocidio de la historia, ni tienen un vecino que amenaza con echarlos al mar, ni vieron un autobús escolar volar por los aires, ni oyen sirenas que avisan de la llegada de misiles, ni tienen un ayatolá demente al lado fabricando armas nucleares mientras dice que los judíos no saben lo que es un verdadero Holocausto… ¿Qué derecho tiene esa gente a pedir explicaciones? ¿Qué derecho tiene esa gente – sentados en sus cómodos sillones con aire acondicionado a miles de kilómetros de distancia con sus palabras baratas de corrección política y pacifismo engañoso – como para juzgar a los israelíes? Ni siquiera están debidamente informados. Los de afuera son de palo.

Sí, estoy hablando de los europeos. Lo que digan los bananeros hostiles fuera de ese continente me tiene sin cuidado. Su hipocresía es demasiado obvia. Son más irrelevantes que un ladrido a la luna. No tienen ninguna influencia real. Hay que tomarlos con humor (como dijo Ygal Palmor: “si te ganan 7 a 1 en un partido de fútbol en tu propia casa se puede hablar de desproporción, pero la realidad de una guerra no funciona así”). Pero que Europa siga chillando contra Israel causa mucha indignación. Me refiero a la sociedad civil de ese continente, que en un 50% alberga sentimientos profundamente antisemitas (hablando de “desproporción”), mientras los musulmanes matan judíos en Toulouse, Burgas y Bruselas. Siguiendo con la “desproporción”, en Francia menos del 1% de la población (los judíos, qué casualidad) sufren el 40% de los ataques racistas que se llevan a cabo en un año en todo el país (todo el resto de los grupos étnicos, raciales, religiosos y nacionales en el país galo, es decir, el 99%, sufre el 60% restante). ¡Vaya si es desproporcionado! También me refiero a los gobiernos europeos que no tienen problema en importar bienes producidos en prisiones chinas o talleres de trabajo esclavo en Bangladesh, apoyar económicamente las actividades en territorio ocupado del Sahara Occidental o comprar petróleo de regímenes islamistas represivos… Pero judíos construyendo un techo en Jerusalén realmente ofende su sentimiento de “moralidad”, suponiendo que lo tengan.

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Parafraseando a una líder israelí, al antisemitismo no se le discute, se lo combate. Pero para eso primero hay que desenmascararlo y denunciarlo. Espero que mi artículo ayude a este propósito, aunque sea un poco.

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Israel es un país del tamaño de Tucumán con una pequeña población, sin petróleo o recursos naturales, sin embargo es una nación próspera, creada por campesinos, sobrevivientes del Holocausto y refugiados judíos de los países árabes. Israel es haber vencido las posibilidades por el poder de las posibilidades. No tuvo un día de paz, sus enemigos fracasaron una y otra vez en los últimos 66 años. Disturbios violentos, masacres, guerras, terrorismo, emboscadas, guerrillas, ejércitos convencionales mucho más numerosos, Intifadas, atentados suicidas, misiles, propaganda, ofensiva diplomática, boicot económico, ataques cibernéticos y ahora posibles armas nucleares… nada de ello les ha rendido frutos a los enemigos de Yaakov, ni lo hará. Confío en que Israel podrá vencer esto también. Pues aquellos que intentaron exterminar a este pueblo en el pasado – llámese Filisteos, Asirios, Babilonios, Amalekitas, Seléucidas, Romanos, Reinos Cruzados, Imperio Español, Imperio Zarista, Tercer Reich, Unión Soviética o Saddam Hussein – hoy no existen más. El mismo destino le espera al Hamás y la Jihad Islámica. Ellos desaparecieron de la historia, el pueblo de Israel la está haciendo. El pueblo de Israel vive y existe.

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Por mi parte, espero que Israel siga actuando “desproporcionadamente” hasta destruir todos los túneles de Gaza que reptan debajo de territorio israelí, cuyo propósito no es otro más que asesinar y secuestrar israelíes. Que la “desproporción” israelí sea directamente proporcional a la desproporción de los medios de comunicación en la atención y la insensibilidad que tienen injustamente con Israel Que el país se mantenga unido y las fuerzas armadas no se detengan hasta obtener la victoria, esperemos que eso traiga aparejado la caída definitiva del régimen de Hamás de una vez por todas y para siempre, como preludio para la derrota final de todos los enemigos de Israel. Beezrat Hashem

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(este video fue publicado durante la Operación Pilar Defensivo hace dos años, pero hoy tiene tanta relevancia como en ese entonces, el ciclo se repite)

2 comentarios to “Sobre la desproporción: No existe “conflicto en Medio Oriente””

  1. BRILLANTE:::Gracias. isabel duarte, desde la argentina BIen antisemita

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  2. Excelente!!!

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