«No había cristiano que no tuviese dolor de ellos. Iban por los caminos y campos, por donde iban con muchos trabajos y fortunas, unos cayendo, otros levantando, unos muriendo, otros naciendo, otros enfermando», describió en sus crónicas Andrés Bernáldez»
«La expulsión de los judíos de España fue firmada por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492 en Granada. Lejos de las críticas que siglos después ha recibido en la historiografía extranjera, la cruel decisión fue vista como un síntoma de modernidad y atrajo las felicitaciones de media Europa. Incluso la Universidad de la Sorbona de París trasmitió a los Reyes Católicos su satisfacción por una medida de aquella índole. La mayoría de los afectados por el edicto eran, de hecho, descendientes de los expulsados siglos antes en Francia e Inglaterra.»
«Así y todo, la fortuna de los europeos fue mejor que la de los que viajaron al norte de África. «En el Magreb, en particular Marruecos, muchos de ellos encontraron la muerte en la travesía, o la esclavitud en los barcos de los moros, que les habían hecho creer que tendrían un viaje sin problemas», explica la historiadora Béatrice Leroy»
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