PUBLICADO 6 JULIO, 2015
Muchos seguidores de “El Mahoma”, todo sea dicho en honor a la verdad, tienden a un comportamiento antidiscriminatorio e igualitarista, aunque en un sentido islámico. Ellos no hacen distingos por razones de credo, raza, ideología o sexo, y , por lo tanto, lo mismo patean a una mujer independientemente de su fe religiosa o edad, que a un cristiano, a un judío, a un proclive a los sobes ilícitos, al que papea durante el Ramadán, al que camina beodo por una calleja de las zonas no-go de Londres…etc.
En el vídeo que se ofrece al respetable se observa cómo la víctima, ya en el suelo y al parecer inconsciente o lo bastante amedrentada como para darse por interfecta, recibe un zapatazo contundente en la cabeza por parte del segundo agresor, al que nuestros clásicos lo habrían definido, no sin cierta justicia, como “hi de puta”. Pero este sorprendente evento producido a plena luz del día y en una concurrida vía pública no es un hecho anecdótico, insólito, fuera de lo común, sino algo que se repite en todas las calles de Europa con habitualidad, diurnidad, nocturnidad y alevosía.
Es dudoso que el referido “igualitarismo islámico” sea muy enriquecedor y respetable, por mucho que los doctores en burrología multicultural afirmen eso tan cómico de “es su cultura y hay que respetarlo”, algo que, por cierto, no compartirá la chica golpeada por esos dos “nuevos holandeses”.