ARQUEÓLOGOS CONFIRMARON «INMENSIDAD» DE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN POR LOS BABILONIOS
Imagen: “La huída de los prisioneros” haciael exilio en Babilonia, de James Tissot
Nuevas pruebas arqueológicas basadas en sofisticados estudios de «marcas» que deja el campo magnético de la Tierra en ciertos objetos mostró la «inmensidad» de la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios,de una magnitud
a la descrita en la Biblia
La investigación fue llevada a cabo por expertos de la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Autoridad de Antigüedades de Israel, quienes estudiaron vestigios como artefactos de cerámica, ladrillos, tejas y hornos hallados en la parte vieja de la capital que «registraron» el campo magnético a medida que se quemaban durante aquel desastre.
Todo el trabajo gira alrededor de lo que el propio Albert Einstein calificó como uno de los «grandes misterios» de la físicala existencia del campo magnético en nuestro planeta.
La excavación en el “Estacionamiento de Givati” (Foto: Shai Halevi/Autoridad de Antigüedades de Israel)
Es sabido que el campo magnético que rodea la Tierra es invisible, pero que juega un papel importante en la vida del planeta sirve como una pantalla que protege al planeta de la radiación proveniente del espacio exterior -lo que permite que la vida se desarrolle y florezca- y es utilizada como herramienta de navegación por humanos, aves y mamíferos marinos.
Sin embargo, los científicos saben muy poco más sobre el campo magnético de la Tierra: ¿cómo lo genera el núcleo del planeta? ¿Cómo y por qué fluctúa? ¿Y cómo impactan sus fluctuaciones en la atmósfera terrestre?
A pesar de lo poco que se sabe, pero gracias a lo que sí se entiende -por ahora-, la existencia y las «marcas» que deja el campo magnético durante el paso del tiempo se convirtieron en una importante herramienta para los arqueólogos.
Por ejemplo, esos hallazgos señalados más arriba (los artefactos de cerámica, los ladrillos y las tejas) contienen minerales que los arqueólogos pueden volver a «magnetizar» de acuerdo con la dirección y la magnitud del campo magnético en ese punto específico en el tiempo, lo que proporciona una verdadera «ventana» a la Historia.