Lo que nos enseñan los Jemeres Rojos sobre el Estado Islámico

por edwin2295

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Entre 1975 y 1979, los Jemeres Rojos asolaron Camboya; asesinaron a entre uno y dos millones de personas antes de que una invasión vietnamita pusiera fin a su sangriento régimen. Si bien Camboya está lejos de Irak y de Siria, hay una serie de paralelismos entre los Jemeres Rojos y el Estado Islámico que podrían contribuir al debate político actual.

En primer lugar, ambos son movimientos profundamente ideologizados, si bien las raíces de ambas ideologías proceden de fuentes muy distintas. En segundo lugar, los Jemeres Rojos surgieron del vacío creado tras la precipitada marcha de la región de las fuerzas estadounidenses, del mismo modo que el Estado Islámico aprovechó la marcha de las tropas norteamericanas. Así como algunos analistas y miembros del mundo académico sugieren –no sin razón– que fue la implicación militar norteamericana en Irak lo que abrió la caja de Pandora y originó la catarata de acontecimientos que concluyó con el auge del Estado Islámico, también hubo analistas y expertos académicos que, en los 70, trataron de culpar a Estados Unidos de las atrocidades de los Jemeres Rojos, basándose en que si Norteamérica no se hubiera implicado en Vietnam y bombardeado Camboya nada de lo que sucedió después habría ocurrido.

Según el trabajo académico del profesor de Yale Ben Kiernan, los Jemeres Rojos no eran unos criminales que no discriminaran: Camboya era un lugar diversidad étnica, y aunque mataron a jemeres y a élites urbanas, buscaron y atacaron con particular entusiasmo a los vietnamitas étnicos que vivían en el país. En este sentido, los Jemeres Rojos son como el Estado Islámico, para quienes el verdadero objetivo son los chiíes y las minorías religiosas de Irak, aunque también maten a suníes corrientes.

Una media de siete ataques aéreos diarios nunca habría detenido a los Jemeres Rojos y, en cualquier caso, los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter jamás intentaron nada semejante. Análogamente, adiestrar a un grupo variopinto de comunistas moderados jamás habría servido para derribar a los Jemeres, del mismo modo que entrenar a un variopinto grupo de moderados islamistas tampoco servirá ahora. El momento de detener al grupo terrorista camboyano fue antes de que surgiera, pero una vez arraigó en suelo camboyano la única forma de acabar con él y con sus insaciables ansias asesinas fue una invasión a gran escala.

Si el paralelismo se sostiene, entonces la pregunta para los responsables de la toma de decisiones es qué país será el Vietnam del Estado Islámico. Los bombardeos simbólicos no servirán, como tampoco servirá entrenar a una milicia o desplegar a un pequeño número de tropas sobre el terreno. Desde luego no será Estados Unidos quien ocupe Irak y Siria para expulsar al Estado Islámico. Puede que algún día Irán o Turquía hagan el trabajo sucio, aunque en ambos casos eso supondría cambiar un mal por otro. Por otra parte, los Jemeres Rojos contaron con cuatro años antes de que alguien se decidiera a intervenir. La cuestión que deben considerar ahora los analistas es que, si la comparación se sostiene, el Estado Islámico puede causar a los sirios e iraquíes, y a toda la región en general, un daño superior incluso al que los Jemeres Rojos causaron en el Sudeste asiático hace 35 años.

Fuente: Commentary

 

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