A veces me pregunto el por qué del odio de todo el mundo hacia el pueblo judío. Y por más que intento entenderlo, no alcanzo a ello.
Tan pronto se ha establecido una comunidad medianamente estable, allá acude el odio y el terror a asestar sus duros golpes.
Cuando el pueblo de Israel no había recuperado aún su legítima tierra, el asunto era muy cruel. Sin ejército que le defendiese, era un pueblo que vivía de huida en huida de todos aquellos lugares en los que conseguía vivir. En pocos pudo establecerse una firme colonia judía que superase todos los problemas que a diario se le planteaban para su subsistencia.
Es por ello que, dentro de la dureza de las instituciones eclesiásticas, fue en Occidente y en los países del Nuevo Continente americano donde pudieron establecerse con relativa seguridad.
Pero aquellos pioneros que vivieron en Israel cuando aún faltaban cientos de años para que Ben Gurion proclamase el restablecimiento de la Tierra Prometida bajo la forma de Estado, esas pobres personas conocieron de la vida todo el sabor que de muerte y amargura pueda tener.
Hoy Israel ha vuelto a su casa. A su casa propia y legítima. Con la inmensa mayoría de su pueblo. Ha vuelto para renovar su pacto con Ha Shem, con El Eterno que siempre ha cuidado de sus pasos y de sus gentes, aunque a veces pareciese ausente.
La vuelta a casa, el retorno a la cuna de su esencia como pueblo elegido y sin la cual no tiene fundamento su existencia. Pero ahora ya no está sólo. Ahora ha aprendido a defenderse, y tiene el mejor ejército del mundo. Pero no por sus armas, sino por sus corazones
El Tzahal es el único ejército del mundo que luchará hasta el final, y con su fe en el Altísimo alcanzará siempre la victoria. Porque no sólo es un ejército de grandes medios, que los tiene inspirados por Él, sino que es un ejército de almas nobles que saben que tras ellos ya no queda nada que se interponga entre los bárbaros y sus familias, y que para proteger a estas deben ofrendar sus vidas.
Y es en ese instante sublime y supremo de aceptación de la muerte si es que esta debe llegar, es entonces cuando el soldado establece quasimágicamente el vínculo sincero y de verdadero amor con Aquel que siempre ha estado junto con sus gentes. Y son, a partir de ese momento y de ese instante, verdaderos soldados de D-os. Y Él jamás abandona a los suyos.
No sé qué ha hecho el mundo para estar firmemente unido y sin fisuras contra Israel y su pueblo. Me da igual, me importa bien poco, porque sé que ni son nobles ni son limpios ni son justos. Sólo son especímenes con dos patas y con la capacidad de decir palabras. Pero sin alma.
Amo a Israel y amo a su pueblo. Porque amo sinceramente a D-os. Porque aunque soy perezoso para el estudio y para entender esos extraños rezos en hebreo, pese a ello mi deseo es llegar a superar ese escalón. Porque no es un escollo, sino eso, un escalón que debo subir en mi vida, siguiendo esa escalera de Perfección que constantemente debemos estar escalando… ¡Emuná es lo que se llama que inunda mi alma…!
Y a todos aquellos que en vuestra ceguera e injusticia maldecís su nombre, yo os digo que Israel es el espejo en el que la Humanidad debería mirarse para darse cuenta de que su maldad , la maldad de todos aquellos que le atacáis y lee negáis hasta el derecho a su defensa, esa maldad es sucia, injusta e ignorante.
Y a todos vosotros os digo yo que tenéis a Israel ante vosotros, pero también me tenéis a mí.
Shalóm para las personas de alma hermosa.
Gedeón