LOS GRUPOS POLITICO-RELIGIOSOS JUDIOS EN EL SIGLO II A EC (los zelotes)

por YaakovBcn

HaMetzuda

El movimiento de los zelotes nació al final del reinado de Herodes. Su fundador había sido Judas de Gamala, llamado Judas Galileo. Unido al fariseo Sadok había fundado el partido que se caracterizaba por el celo por la defensa de la libertad y por la aceptación de la sola soberanía divina: decía que era una vergüenza aceptar pagar tributo a Roma y soportar, después de Dios, a unos dueños mortales (Josefo, Guerra de los Judíos II,118). Josefo describió el movimiento como la cuarta filosofía (después de los fariseos, saduceos y esenios).

Sus adeptos están en muchos puntos de acuerdo con el pensamiento fariseo, pero sienten un amor casi invencible a la libertad, porque creen que Dios es el único dueño y señor. «Les importa poco padecer cualquier tipo de muerte, hasta el más inaudito, lo mismo que el castigo que están dispuestos a infligir hasta a sus parientes y amigos; el único objetivo que tienen es no dar el nombre de señor a ningún ser humano» (Josefo, Antigüedades XVIII 25).

En sus comienzos, el partido, que se encuadraba dentro de los movimientos mesiánicos y radicales de la época, no tuvo gran éxito. La revuelta contra Roma fracasó y Judas perdió la vida (Hech 5:37). Sus hijos siguieron la lucha años después, y otro descendiente, Eleazar ben Yaír, comandará la defensa de Masada después de la destrucción de Jerusalén. Josefo nos transmite su última arenga a los rebeldes: … «¡Muramos sin haber sido esclavos del enemigo y, como hombres libres, dejemos juntos esta vida con nuestras esposas e hijos! Esto es lo que las leyes nos ordenan, esto es lo que nuestras esposas e hijos nos suplican. Esta es la necesidad que nos viene de Dios y lo contrario es precisamente lo que los romanos desean. El temor que ellos tienen es que muera uno solo de nosotros antes de que sea tomada la ciudadela. Así, pues, apresurémonos a dejarles, en vez de la satisfacción que ellos esperan de nuestra captura, el asombro ante nuestra muerte y la admiración por nuestra valentía!» (Josefo, Guerra VII, 388).

Si bien la religión judía prolongaba, en este tiempo, los aspectos fundamentales de la religión del Antiguo Testamento (el monoteísmo y la práctica de la Ley de Moisés), encontramos, además, algunos aspectos que comenzaron a sobresalir en la época postexílica. Los más notables son el Mesianismo y la Escatología.

La antigua idea mesiánica implicaba fundamentalmente la espera de un futuro mejor para la nación, introducido por un descendiente de David. En la época de Jesús cada grupo religioso asumía de manera diversa esta esperanza. Los Salmos de Salomón (de inspiración farisea) presentaban a un Mesías Rey que destruiría a los enemigos de Israel y purificaría a Jerusalem, profanada por los gentiles.

Los Oráculos Sibilinos mostraban a un Rey Mesías que introduciría el reinado de Dios sobre todos los hombres, y todos los pueblos reconocerían finalmente la Ley de Dios.

El Libro de Enoc hacía aparecer al Mesías después del juicio divino y de la Nueva Jerusalem. Se interesaba especialmente por el futuro del pueblo, mientras que el Apocalipsis de Baruc apuntaba al futuro de cada individuo. El Mesías adveniente inauguraría una era paradisíaca y traería el premio o el castigo a cada hombre según sus obras: los justos resucitarían para ser transformados en luz radiante, y los impíos para ser atormentados.

La variedad de creencias mesiánicas aparecía también en lo que respecta a las figuras esperadas: Elías, por supuesto, era esperado como precursor del Mesías, según Mal 3:23s: He aquí que yo les envío al profeta Elías antes de que llegue el Día de YHWH, grande y terrible. Él hará volver los corazones de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres; no sea que venga a herir yo a la tierra con anatema. En este contexto la figura del Bautista aparece en los evangelios como precursor del Mesías: Elías ha venido y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él (Mc 9:13).

Saduceos

También se esperaba la venida de el profeta, un profeta semejante a Moisés (Dt 18:18-19). Este profeta revelador llegaba a adquirir rasgos propiamente mesiánicos entre los samaritanos, que lo llamaban taheb. La samaritana dice a Jesús: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo»… La mujer dejando el cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías? (Jn 4:25,28-29).

En Qumrán se esperaba el Mesías davídico, el Mesías sacerdotal y el profeta. La Regla de la Comunidad los mencionaba: Hasta que venga el profeta y los Mesías de Aarón y de Israel.

Otras figuras mesiánicas eran menos humanas y más supraterrenales. En algunos textos de Qumrán se lo llamaba Melquisedec (11QMelch), hijo de Dios e hijo del Altísimo (4Q246).

Una figura muy nombrada, desde el libro de Daniel era el Hijo del Hombre. El Libro de las parábolas de Enoc mostraba al Mesías Hijo del Hombre como un nombre ya pronunciado antes de la creación. Enoc, en su viaje, pudo visitarlo. Enoc vivió antes del diluvio y fue padre de Matusalem; vivió 365 años, pero no murió, sino que desapareció porque Dios se lo llevó (Gn 5,24).

Su figura se prestaba entonces a la atribución de un apocalipsis. La carta canónica de Judas (14-15), en el Nuevo Testamento, cita un texto del mencionado apócrifo: Enoc, el séptimo después de Adam, profetizó ya sobre ellos: «Miren, el Señor ha venido con sus santas miríadas para realizar el juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas las obras de impiedad que realizaron y de todas las palabras duras que hablaron contra él los pecadores impíos» (Enoc 1,9).

Dominaba en este tiempo la escatología apocalíptica según la línea de los libros proféticos. La línea de los libros sapienciales presentaba, más bien, la recompensa y el castigo de los hombres en esta vida. El final de los tiempos presentes era imaginado como consecuencia de un gran combate, precedido de tribulaciones y de persecución de los justos, así como por una serie de signos anunciadores del fin: retorno de Elías, fenómenos cósmicos, etc. Estos fenómenos se designarán en la tradición rabínica como los dolores de parto del Mesías.

En algunos escritos este período final se caracterizaba por una batalla que enfrentaba a Israel contra los enemigos; en otros textos se enfrentaban ejércitos de ángeles contra ejércitos de demonios. En algunos textos la venida del Mesías marcaba el comienzo del final de los tiempos, y era el Mesías el que destruía a los impíos, mientras que en otros era Dios únicamente el que intervenía. En algunos casos pervivía la antigua idea de una transformación a través del fuego.

También era variada la concepción de la situación en el mundo futuro. Una gran parte de los textos afirmaban la resurrección. A veces se trataba solamente de la resurrección de los justos, y oras veces eran todos los hombres los que resucitaban para ser juzgados.

La angelología y la demonología estaban, en esta época, enormemente desarrolladas con relación a la Escritura. En este desarrollo influyeron una mayor conciencia de la trascendencia divina y también ideas religiosas extranjeras. Los ángeles desempeñaban funciones y ministerios divinos entre los hombres. Eran seres celestiales mediante los cuales Dios, cada vez más trascendente y separado del mundo, se hacía presente y actuaba. Eran, por ejemplo, mensajeros de los designios de Dios. Los demonios eran ministros de Satanás, su príncipe, para frustrar en la vida de los hombres los designios divinos (eran ángeles malos). Había un claro influjo del dualismo persa, en el que se enfrentaban continuamente un principio bueno y un principio malo.

Los distintos grupos judíos tenían distinta aceptación de estas ideas. Hech 8:23 afirma que los saduceos no creían en los ángeles ni en los espíritus (ni siquiera admitían la existencia en el hombre del alma espiritual), mientras que los fariseos sí. Josefo dice que los esenios tenían aun cuidado en preservar los nombres de los ángeles.

3 comentarios to “LOS GRUPOS POLITICO-RELIGIOSOS JUDIOS EN EL SIGLO II A EC (los zelotes)”

  1. Se que soy un autentico lerdo en cuestiones religiosas y tambien bastante esceptico, pero una de las cosas que siempre me ha atraido del judaismo es algo que mencionas en este texto: has hablado de la resurreccion de los justos, y un buen amigo, judio y gran conocedor de su religion, me recuerda de vez en cuando que tambien los justos (no solamente los que practiquen el judaismo, si no todos los justos judios o no ) tendran su reconocimiento. Esto es un autentico «bombazo» (perdon por el vulgarismo) religioso pues en la mayoria de las religiones la salvacion esta vinculada al seguimiento de los preceptos o ritos religiosos (rezar en direccion a no se donde, bautizarse, etc, etc,) sin importar, o por lo menos no tanto, la bondad y las mismas cualidades de la persona: Es decir, te salvaras si eres uno de los nuestros, independientemente de que seas una buena persona o no. Y es asi que el judaismo, pese a ser la mas antigua de las religiones nacidas en oriente medio, se convierte en una religion sumamente tolerante

    Ignoraba tambien el papel que jugaban los angeles en algunos grupos judios

    En el tema historico, lo sabes tu mejor que yo, el pueblo judio siempre fue una espina clavada para el imperio romano,

    saludos Jaime, y enhorabuena por el post, como los anteriores tuyos…una joya

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  2. Esto no parece sacado de wikipedia,cual es la fuente de tu nota,querido amigo Jaime ?

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  3. Son notas antiguas que tengo en Facebook y hoy las he desempolvado.

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