CADA LOCO CON SU TEMA…

Hoy dedicado a… Bryan Bijaoui

El valiente muchacho que intentó proteger a la niña Myriam Monsonego,   tristemente fallecida en el cobarde atentado del pasado mes de Marzo en Toulouse junto con otros dos niños y el padre de estos, prosigue su recuperación de manera progresiva.

No hay noticias directas sobre su salud, pero a través de la página que generosamente abrió su familia en Facebook para tener informada a la comunidad de dicho sitio de la red, se perciben buenas sensaciones. La madre se ha puesto en contacto con alguna de las comunidades judías de la zona y hay mensajes de agradecimiento que en absoluto expresan preocupación, sino alegría. Por lo tanto, podríamos afirmar que el campeón Bryan va evolucionando de manera positiva. Y es que el Eterno siempre es generoso con sus hijos…

Por lo tanto, este espacio de hoy va dedicado a él.

Una jóven pakistaní asesinada en UK por ser «demasiado occidental»

Shafilea Ahmed, de 17 años, fue asfixiada por sus padres en 2003 delante de sus hermanos por «deshonrar a la familia»

Shafilea Ahmed anhelaba lo mismo que cualquier otra chica inglesa de 17 años: salir de compras, ir a la universidad, divertirse con sus amigos… Pero sus padres tenían otros planes reservados para ella. Debía regresar a Pakistán y casarse con el hombre que habían elegido. La divergencia de opiniones terminó con la vida de Shafilea. Sus padres, Iftikhar y Farzana, la asfixiaron ante la mirada de sus otros hijos por ser demasiado occidental.

«Le metieron una bolsa de plástico en la boca y la sofocaron», relató esta semana entre lágrimas su hermana Alesha, durante el juicio celebrado en Chester. «Pude ver sus ojos muy abiertos y cómo se quedaba sin aire. Se orinó encima porque estaba luchando por su vida. Pero ellos la cogieron por la cabeza y le dejaron la bolsa en la boca hasta que dejó de respirar».

Israel y el genocidio armenio

Por Julián Schvindlerman 

El pasado 18 de abril el Estado de Israel conmemoró Iom Hashoá, en homenaje a los judíos asesinados durante el Holocausto. Seis días después, la República de Armenia conmemoró el genocidio armenio a manos de los turcos entre 1915 y 1923.

Entre medias (22/4/12), el diario argentino La Nación publicó un editorial, titulado «Israel y el genocidio armenio», en el cual se afirmaba: «La admisión israelí de la tragedia abatida sobre el pueblo armenio tendría una tremenda fuerza moral en el mundo actual». El editorial en ningún momento sostuvo que era moralmente inconsistente, por parte de Jerusalem, homenajear a los seis millones de judíos asesinados en la segunda guerra mundial y simultáneamente negar reconocimiento de genocidio a la referida masacre de entre un millón y un millón y medio de armenios. La oportunidad de la publicación, sin embargo, pareció decirlo.

Aun cuando Israel dista de ser el único país del mundo en no admitir el genocidio armenio (sin que ello implique negar la existencia de matanzas), el imperativo ético obliga a la lealtad con la verdad histórica. Y aun cuando apenas poco más de veinte naciones reconocen oficialmente como genocidio el asesinato masivo de armenios a partir de 1915 en territorio del Imperio Otomano, el juicio de valor israelí tiene un peso simbólico especial.