Parashá de la semana Ki tavo

Ki Tavó (Devarim-Deuteronomio 26:1-29:8)
Ahora que estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, Moshé consideró su deber enfatizar más aún, las consecuencias que traería su conducta futura…
Luego los Leviím mencionaron las consecuencias que acaecerían sobre quienes:
a ) Practicaran la idolatría;
b ) Deshonraran a los padres;
c ) Corrieran una línea divisoria del vecino;
d ) Extraviaran a los ciegos;
e ) Actuaran injustamente con el extranjero, el huérfano y la viuda;
f ) Actuaran en forma inmoral;
g ) Asesinaran a alguien ocultamente;
h ) Recibieran soborno por levantar falso testimonio en una causa que implica la pena capital;
i ) No observaran los mandamientos en general.
Ahora que estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, Moshé consideró su deber enfatizar más aún, las consecuencias que traería su conducta futura. Si los hijos de Israel observaban los mandamientos de Hashem, recibirían numerosas bendiciones.
Resumen de la Parashá
Moshe instruye al Pueblo de Israel: Cuando entres a la tierra que Di-s te esta entregando como herencia eterna, y la establezcas y la cultives, trae las primeras frutas (bicurím) de tu huerta al Sagrado Templo, y declara tu gratitud por todo lo que Di-s ha hecho por ti.
Esta sección también incluye las leyes de los diezmos dados a los Leviím y a los pobres, las instrucciones detalladas de cómo proclamar las bendiciones y las maldiciones en los montes Grizím y Eival, como fue discutido al comienzo de la sección Ree.
Moshe recuerda a la gente que son el pueblo elegido por Di-s y que ellos, a su vez, han elegido a Di-s.
La última parte de Ki Tavó consiste en la Tojajá (reprimenda). Luego de listar las bendiciones con las cuales Di-s premiará a la gente cuando ellos sigan las leyes de la Torá, Moshe da una larga y dura lista de cosas malas, como enfermedad, hambruna, pobreza y exilio, que ocurrirán si ellos abandonan los preceptos de Di-s.
Moshe concluye diciendo al pueblo que sólo hoy, cuarenta años después de su nacimiento como pueblo, alcanzaron «un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar».
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La verdadera fuente de alegría
Gran parte de la parashá de esta semana describe los devastadores castigos que recibirá el pueblo judío si no sigue la Torá. En medio de la crítica, la Torá nos da un entendimiento más profundo de la causa de todos los terribles castigos que son enunciados allí:
“…porque no serviste a Dios con alegría y buen corazón me-rov kol (cuando todo era abundante)» (1).
El entendimiento simple de este versículo es que el pueblo judío no cumplió las mitzvot con alegría a pesar de haber sido bendecido con abundancia (2).
El Arizal explica el versículo de acuerdo a la cábala de una forma un poco diferente. Dice que la Torá nos está diciendo que puede que hayamos cumplido las mitzvot con un cierto grado de felicidad, pero que nuestra alegría no derivó del cumplimiento de la Torá sino que provino de la alegría del rov kol, que se refiere a todas las otras fuentes de felicidad (3). Por lo tanto, la Torá le estaría diciendo al pueblo judío que la alegría de la avodat Hashem (servicio Divino) debe ser muy superior al placer derivado de los otros emprendimientos.
Esta lección es muy relevante para Rosh HaShaná: el trabajo principal de Rosh HaShaná es coronar a Dios, y un aspecto muy importante de ello es reconocer que Dios es la única fuente de significado y que todas las otras fuentes de placer son insignificantes.
Esta lección es muy importante también para Iom Kipur, siendo un prerrequisito para el proceso de teshuvá (arrepentimiento): si los deseos de la persona no son orientados exclusivamente hacia el servicio Divino, es casi imposible que evite el pecado. Siempre habrá ocasiones en que sus deseos se enfrentarán a la voluntad de Dios y su servicio Divino inevitablemente sufrirá. Por lo tanto, cualquier teshuvá que haga en Iom Kipur estará manchada por su perspectiva de la vida: que Dios no es la única fuente de significado y alegría.
Es importante notar que incluso si una persona evita el pecado mientras persigue sus deseos ulteriores enfrentará consecuencias no placenteras. Rav Isajar Frand (4) cuenta una atemorizante historia que ilustra este punto.
En una ocasión, el Jidushei Ha-Rim viajó con un hombre en su carruaje tirado por dos caballos. Después de unos pocos kilómetros, uno de los caballos murió, causándole gran angustia a su dueño. Unos pocos kilómetros más adelante, el otro caballo también murió. El dueño estaba tan angustiado por la pérdida de sus caballos, los cuales eran sumamente importantes para él, que se quedó sentado llorando durante mucho tiempo hasta que murió. Esa noche, el Jidushei Ha-Rim tuvo un sueño: vio al hombre que había muerto, y este había recibido Olam Habá (mundo venidero). ¿Cuál era su mundo venidero? Un hermoso carruaje con dos hermosos caballos.
Esta historia nos enseña que nuestro Olam Habá es producto de lo que valoramos en el Olam Hazé (este mundo). Para este hombre, lo más importante en su vida eran sus caballos y el carruaje, por ende, eso fue lo que obtuvo para toda la eternidad.
Ahora bien, uno podría preguntar que no parece tan malo recibir en el Olam Habá lo que uno tanto desea en el Olam Hazé. Rav Frand responde a esta pregunta diciendo que cuando era niño, él siempre quiso tener una honda para jugar, pero que sus padres siempre se la negaron. Imagina lo que hubiera pasado si al momento de su boda sus padres hubieran llegado y le hubieran dicho: «¡Aquí tienes la honda que siempre deseaste!». De niño la honda parecía valiosa, pero ahora que había crecido ya no le interesaba. De la misma forma, puede que nos esforcemos para alcanzar muchos placeres en este mundo, como dinero u honor, creyendo que nos brindarán satisfacción. Pero cuando lleguemos al Olam Habá, entenderemos la verdad de las palabras de Rav Moshé Jaim Luzatto en La senda de los rectos:
“Todo lo demás [más allá de la cercanía a Dios] que la gente cree que es bueno es sólo vacío» (5).
En el mundo venidero veremos con absoluta claridad lo insignificantes que son las cosas en las que invertimos tanta energía en este mundo.
La reprimenda de Ki Tavó es un fuerte recordatorio de que cumplir con las mitzvot no es suficiente, sino que debemos hacerlo de forma tal que sea la única fuerza motivadora en nuestra vida. El honor, el poder, el dinero, los alimentos y todos los demás placeres son sólo fuentes imaginarias de significado para nuestras vidas; coronar a Dios significa entender que Él es la única fuente verdadera de felicidad.
Notas:
(1) Ki Tavó 28:47.
(2) Ver Rashi y Gur Arié.
(3) Este comentario de Arizal fue citado por Rav Isajar Frand shlita.
(4) Shiur: Cuatro preguntas para Iom Kipur.
(5) La senda de los rectos, cap. 1.
Enfoque: Ki Tavó-”Milagros y bondades”
“Vieron Uds. todos lo que obró Hashem frente a vuestros ojos”… (Devarim 29:1)
Después de la Parshá de la Tojajá -amonestación y advertencia- y “las palabras del Pacto” que cerró Moshé con los hijos de Israel, Moshé llamó a todo el pueblo y dijo: “Vieron Uds. todos lo que obró Hashem frente a vuestros ojos. . . las grandes pruebas. . . las señales y grandes maravillas” 1, y a ello agregó: “Y hashem no les dio a Uds. un corazón para conocer, ojos para ver y oídos para escuchar hasta este día”.
Este versículo requiere explicación: ¿Acaso el pueblo de Israel no reconoció hasta ese momento los milagros de Hashem? La propia Torá relata explícitamente que los israelitas agradecieron al Altísimo por los milagros e incluso recitaron un cántico. Más aún: aquellos judíos que no pudieron realizar el Pesaj en su tiempo, vinieron clamando “¿Por qué hemos de ser menos?”2, siendo el sacrificio pascual una expresión de reconocimiento de los milagros de Hashem en la salida de Egipto.
MILAGROS CORRIENTES
La respuesta está escondida en las palabras de Rashi, que explica el versículo “Y Hashem no les dio a Uds. un corazón para conocer” de la siguiente manera: “Para conocer las bondades del Altísimo y apegarse a Él”. De acuerdo a la interpretación de Rashi, Moshé no se refería aquí a los grandes milagros de la salida de Egipto y la partición del Mar del Suf, sino a “las bondades del Altísimo” que se encuentran a continuación – “Y los llevé a Uds. cuarenta años por el desierto. . .”.
El milagro es un suceso fuera de lo común, que está fuera de las reglas de la naturaleza 3. Cuando ocurre un milagro es natural que éste genere conmoción y un gran despertar. Por lo tanto no hay de qué asombrarse de que los israelitas reconocieron los milagros del éxodo de Egipto y como consecuencia incluso entonaron un cántico. Pero aquí Moshé hablaba de los milagros corrientes que tuvieron lugar durante los cuarenta años del desierto, cuando los milagros ya no se sentían como tales, sino que eran tomados como parte de la realidad de la vida cotidiana. Sobre ello es que dijo que hasta hoy “Hashem no les dio a Uds. un corazón para conocer” – “para conocer las bondades del Altísimo”, aquellos favores recibidos diariamente en los años del desierto.
DESEO A ACERCARSE
Rashi agrega, que hasta entonces estas bondades aun no habían llevado a los israelitas “a apegarse a Él”. En esto radica la diferencia entre milagros y bondades: El milagro despierta temor, fe y similares, mientras que proferir bondad genera acercamiento.
Si los israelitas hubieran reconocido los favores de Di-s, esto debía haber generado en ellos el deseo de “apegarse a Él”, y por eso Moshé les dice, que hasta el día de hoy “Hashem no les dio a Uds. un corazón para conocer”.
Está claro entonces, que aquí la intención no es decir que Israel no poseía un corazón para reconocer los milagros de Di-s. Y eso es efectivamente lo que Rashi aclara, que la novedad que tuvo lugar ese día, fue que en él habían llegado al nivel del alumno que alcanza el nivel de comprensión del propio maestro, habiendo transcurrido cuarenta años, y tal cual les dijo Moshé (de acuerdo a Rashi) “El día de hoy entendí que Uds. están apegados y deseosos del Omnipresente”.
LA FUERZA DEL PACTO
Estas palabras de Moshé constituyeron una preparación frente a la entrada a la Tierra de Israel. Si en los años del desierto, cuando todas las necesidades del pueblo eran abastecidas por Hashem de manera milagrosa, sin embargo existía la sospecha de que no tomen conciencia de las bondades del Altísimo, cuánto más cuando ingresen a la Tierra de Israel, donde todo funcionará por la vía natural.
Es por eso que Moshé les advirtió: “Guardaréis las palabras de este Pacto” – el cuidado de este Pacto Divino subordinándose a Su Yugo, con lo cual se anula el ocultamiento existente en el mundo material y se revela la Verdad Divina.
(Likutei Sijot tomo 14, pág. 99)
NOTAS: 1. Devarim 29:1 2. Bamidbar 9:7 3. Ver explicación de Rashi Bamidbar 21:8.
Fuentes: http://www.aishlatino.com/ – http://www.es.chabad.org/ – http://www.jabad.org.ar/
Ki tavo
Recibir una tierra en herencia. Una responsabilidad. Una tarea.
Que nos puede llenar de bendiciones y nos puede hundir a maldiciones.
La diferencia está en nosotros, es, una vez más, nuestra decisión.
Corazón, hace falta añadir a la vista. Corazón hace falta añadir al oido.
Simplemente para no perder el sentido ante las bendiciones recibidas y ser capaces de compartirlas con aquellos que sufren.
Shabat Shalom
Mario Stofenmacher
Director Educación y Culto

Lectura de la Torá de Ki Tavó -Devarim Deuteronomio 26:1-29:8 completa con Rashi.
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