El presidente de la Autoridad «Palestina» (A»P»), Mahmud Abbas, endureció significativamente su posición con respecto al llamado «derecho de retorno de los refugiados «palestinos»» – que según los expertos carece de base jurídica -, señalando de que se trata de un derecho absoluto de los refugiados «palestinos» y sus descendientes el regresar al soberano Estado de Israel, que él mismo no puede negociar.
Hablando ante una multitud de árabes de Jerusalén oriental, Abbas también endureció sustantivamente las posiciones «palestinas» con respecto a otras cuestiones que han sido puestas sobre la mesa de negociaciones. Afirmó que ningún acuerdo de paz será posible sin que el este de Jerusalén sea la capital «palestina». También se negó a reconocer la autodefinición de Israel como el Estado del pueblo judío, una posición en la que cuenta con el apoyo reciente de los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe. Pero mientras que estas dos posiciones no eran nuevas; el endurecimiento con respecto a la cuestión de los refugiados «palestinos» lo es.
La tradicional posición «palestina» sobre el » derecho de retorno» emana del lenguaje de la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, que establece una «solución justa y acordada basada en la resolución 194 de la ONU». Esta fórmula fue empleada por Abbas en su discurso ante la ONU en septiembre pasado, al igual que en su discurso en el Foro Económico Mundial en Jordania, en junio pasado. Pero en su último discurso, Abbas no se refirió a las decisiones internacionales relacionadas con la cuestión.
«Permítanme decirlo de manera simple: el derecho de retorno es una decisión personal. ¿Qué quiere decir esto? Que ni la AP, ni el Estado, ni la OLP, ni Abu Mazen (el mismo Abbas), ni ningún líder palestino o árabe tiene el derecho de privar a alguien de su derecho a regresar», expresó .
Un mecanismo para compensar a los refugiados que opten por permanecer en sus países de acogida podría establecerse, declaró, pero la última palabra la tiene cada uno de los refugiados.
«La elección es de ustedes. ¿Ustedes quieren volver? Volverán. ¿No quieren? Ustedes son libres de permanecer, habrá compensación y otros detalles… Sólo quería remarcar en este punto, que el derecho al retorno es un derecho personal. Incluso un padre no puede renunciar al derecho de sus hijos».
Abbas expresó esta dura postura mientras el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, trata desesperadamente de lograr que Israel y los «palestinos» alcancen un «acuerdo marco» para las continuas negociaciones, sobre todos los temas centrales, en vistas hacia un futuro tratado de paz.
http://www.aurora-israel.co.il//articulos/israel/Diplomacia/55908/. Los entrecomillados al término «Palestina» y derivados no están en el original, son míos.
El «derecho al retorno» es una novedosa aportación al Derecho Internacional, sin precedente alguno, aplicable exclusivamente a los «palestinos», ningún judío podrá acogerse a él para regresar a territorios bajo la usurpación de la A»N»P en donde se practica y practicará la limpieza étnica mas estricta, contrario a los principios del Derecho Internacional, por lo que ningún refugiado de ningún otro país podrá invocarlo (a menos, es de suponer, que sea mahometano y el país al que quiere «retornar» sea «infiel») y del Derecho Administrativo, por lo que si una carretera, aeropuerto, embalse, tendido eléctrico, acueducto o similar, lo que sea se construyese expropiando terrenos a algún mahometano y este o sus descendientes, es un derecho inalienable, imprescriptible y de renovación automática, decidiesen «retornar» habría que «retornarle» el terreno expropiado y la porción de obra pública construída en él.
Aunque la respuesta mas obvia a la desfachatez de Abbas es que el tal derecho es innegociable porque no existe, no es un argumento válido frente a quien está negociando en nombre de una gente que ni le reconoce autoridad alguna ni a la que podrá obligar a que acepten los compromisos a que pueda llegar, sus seguidores fueron expulsados a tiros de Gaza, unos compromisos que no vincularán mas que a Israel pero no a los que se supone que representa, ya que estos individualmente (y en cada generación) son libres de aceptarlos o no…
En este contexto, el ministro de Economía, Naftalí Bennett, (partido religioso nacional Bait Hayehudí) abogó porque Israel se anexione grandes franjas del territorio de Judea y Samaria (Yesha) con el objeto de salvaguardar las necesidades de seguridad.
En una entrevista con la Radio de Israel (Kol Israel), Bennett reiteró su llamamiento a que se instaure plenamente la legislación nacional en las zonas C (aquellas áreas de Yesha bajo control civil y militar israelí), al igual que en otras partes de ese territorio que no especificó, los «palestinos» podrían mantener una autonomía en áreas A y B, aunque sin ningún tipo de presencia militar propia.
Las áreas C constituyen el 61 por ciento del territorio de Yesha y son definidas en los Acuerdos de Paz de Oslo como una región cuyo control podría ser transferido eventualmente a la Autoridad «Palestina» (A»P»).
El ministro criticó duramente al capo Mahmud Abbás, del que dijo que «no es muy diferente a (su predecesor) Yasser Arafat» y condenó que exhortara a «que millones de mártires marchen hacia Jerusalén».
Benett también censuró la reciente propuesta estadounidense sobre el futuro del Valle del Jordán, destinada a lograr un acuerdo marco entre israelíes y «palestinos» en la actual negociación.
Tachó de «idea poco realista» la sugerencia de Washington de que aviones no tripulados, radares y equipamiento avanzado de vigilancia en el Valle del Jordán pudieran reemplazar de forma adecuada la presencia física de fuerzas del Ejército de Defensa de Israel (Tzáhal) en la zona.
Una Comisión ministerial para Asuntos Legislativos aprobó a finales de 2013 un proyecto de ley para la anexión de los asentamientos judíos en el Valle del Jordán, propuesta que debe ser refrendada por el Parlamento (Knéset) para que entre en vigor.